Una niña llora durante el registro de su madre por parte de un agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, en la ciudad de McAllen, Texas (EE.UU), el día 12 de junio. Las familias inmigrantes habían cruzado río Grande desde México en balsas y fueron detenidas por las autoridades. Ha sido la fotografía ganadora del premio.
La niña migrante que lloraba en la frontera entre México y Estados Unidos, una captura de la caravana que buscó romper muros contra las políticas de «tolerancia cero» del presidente Donald Trump, tomada por el estadounidense John Moore, ganó este jueves el World Press Photo a la fotografía del año.
El jurado de la 62º edición de estos galardones consideró la imagen como «la foto de prensa mundial del año» y celebró que haya representado «una protesta pública por la polémica práctica» propuesta en Estados Unidos de separar a los menores inmigrantes de sus padres, algo que no llegó a ocurrir a la protagonista de la foto de Moore, la niña Yanela Rodríguez, que viajaba con su madre Sandra.
Se trata de una imagen «sorprendente, única, relevante, memorable», en palabras de Whitney C. Johnson, presidenta del jurado de este concurso, que otorga la máxima distinción del fotoperiodismo a nivel mundial. «Te dice mucho de la historia de forma inmediata y, al mismo tiempo, realmente te hace sentir conectado con lo ocurrido. Esta foto muestra un tipo diferente de violencia, la psicológica», añadió Alice Martins, fotoperiodista y miembro del jurado. «Una situación inusual para la mayoría de ellos» Moore capturó la fotografía la noche del 12 de junio de 2018 al sur de Texas, en una zona conocida como el valle del Río Grande, en la frontera entre México y Estados Unidos.
El fotógrafo estadounidense viajaba con un grupo de agentes fronterizos cuando se topó con varias familias, «más de una docena de personas» que marchaban hacia Estados Unidos, pero que fueron trasladadas por los funcionarios de frontera a un centro de solicitantes de asilo, explicó Moore. La protagonista de la foto es una niña asustada, que lloraba mientras era arrestada por los agentes, después de caminar desde Honduras, junto a su madre, durante un mes. Fue detenida, al igual que el resto de migrantes, y fueron obligados a entregar sus pertenencias personales, documentos e incluso los cordones de sus zapatos, y dejando en el aire su anhelo de llegar a EE.UU.
Moore, fotoperiodista de Getty Images, aseguró que esa noche pudo ver en los ojos de esa niña y, «desde el principio, que tenían miedo, porque era tarde y seguramente (afrontaban) una situación inusual para la mayoría de ellos», pero asegura que, al menos en su presencia, los agentes de la Guardia de Fronteras «trataron bastante bien» a aquel grupo de migrantes.
Cuando un agente tuvo que registrar a Sandra, la madre de la pequeña, ella dejó a su hija de dos años en el suelo y esta comenzó a llorar sin consuelo por miedo a que la separaran de su madre. Ese fue el momento en el que Moore tomó la fotografía que, tras ocupar portadas de grandes medios de comunicación, entre ellos la revista «Time», le valió el World Press Photo.
Para este fotoperiodista, la imagen representa «un ejemplo visual de la política de tolerancia cero» del Gobierno de Estados Unidos y, aunque nada asegura que el éxito de su foto sirviera para presionar al presidente estadounidense, Donald Trump, para que se retractara de su decisión de separar a los niños de sus familias, la fotografía sí le molestó. El equipo de Trump consideró «vergonzoso» que se hubiese utilizado la imagen de una niña llorando para denunciarlo.