La llegada de Madonna a Portugal hace año y medio fue recibida como una grandísima noticia para los lusos, orgullosos de que la reina del pop decidiera afincarse en Lisboa. La cantante se trasladó al país después de que su hijo David Banda se enrolase en las filas del equipo de fútbol del Benfica. Todos pensaban que la artista iba a ser un gran aliciente turístico para la zona, pero más bien ha sido una pesadilla.
Los vecinos se han quedado sin paciencia. Han sido 18 meses intensos después de que el Gobierno de Portugal diera un trato VIP a Madonna al conseguirle un permiso de residencia exprés de la mano de la ministra Constança Urbano de Sousa.
Una decisión de la que ahora parece que muchos se arrepienten. sobre todo, tras algunos capítulos en los que la cantante ha hecho gala de una “actitud de arrogancia y soberbia”.
Un caballo para Madonna
Parece que todo iba más o menos bien hasta que Madonna se empeñó en meter a un caballo dentro del elegante hall del palacete. Una acción que debía tener el permiso del ayuntamiento y que, como era previsible, fue denegado por los técnicos del consistorio ya que el edificio forma parte del patrimonio protegido de la zona. El ayuntamiento negó la petición por motivos de seguridad y para evitar que el animal dañara un suelo de madera que fue cuidadosamente restaurado hace tres años.
La negativa no sentó nada bien a la cantante que, según testigos presenciales, entró en cólera y, tras discutirse a voz alzada con los técnicos, exigió hablar con el mismo alcalde, Basilio Horta. Este, lejos de conciliarse con la diva, quiso dejarle las cosas claras a su ilustre ciudadana:
“Madonna es una artista, pero el palacio es de todos, y no dejaremos que sea dañado”, declaró el regidor. “Hay cosas que el dinero no puede pagar”.