Los gobiernos de Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León trabajan de manera coordinada para dar seguridad jurídica a la realización de controles de la población de lobos.
La publicación El día 21 de septiembre de 2021 el BOE publicó la Orden TED/980/2021, de 20 de septiembre, por la que se modifica el Anexo del Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas, por el que se prohíbe la caza del lobo.
Dicha prohibición generó distintas reacciones, antagónicas según los intereses de cada uno de los colectivos afectados.
Desde la publicación de la Orden Ministerial, el lobo (Canis lupus) ya no se considera una especie cinegética (animales que se pueden cazar y pescar) en el conjunto del territorio nacional.
El cánido deja así de ser un trofeo de caza y deberá ponerse fin a subastas como las de la Sierra de la Culebra (Zamora), en las que se han llegado a pagar 6.000 euros por abatir a un ejemplar.
Hasta ese momento, este carnívoro se podía cazar al norte del río Duero y estaba estrictamente protegido al sur de esa frontera, donde solo se podía capturar algún ejemplar con permisos especiales y en el caso de que se hubiera demostrado su conflictividad con el ganado.
Castilla y León, Galicia, Asturias y Cantabria, las comunidades autónomas en las que habita el 95% de la población de la especie, además de las asociaciones ganaderas, han mostrado su disconformidad con la medida.
En la actualidad, se estima que vive en España una población de entre 2.000 y 2.500 animales, que se distribuyen en 297 manadas.
Ahora la captura de un lobo solo se podrá producir bajo unas circunstancias determinadas y siempre será selectiva. Tendrán que contar con una autorización administrativa concedida por la comunidad autónoma correspondiente, siempre que se hayan aplicado por parte de las explotaciones afectadas medidas preventivas para proteger al ganado y estas hayan demostrado que no son efectivas.
Tampoco debe afectar negativamente a la conservación favorable de la especie. “Van a tener que justificar que hay muchos daños y que no hay otra forma de parar los ataques, algo que no es verdad”, concretan desde asociaciones en defensa del lobo. La organización Ascel sigue luchando porque se catalogue a la especie como vulnerable, lo que implicaría que, además de la prohibición de la caza, la adopción por parte de los Gobiernos regionales de otro tipo de actuaciones para asegurar la conservación de la especie.
Por su parte, WWF también manifestó su satisfacción, pero considera fundamental la aprobación “urgente” de la Estrategia de conservación y gestión del lobo.
En un comunicado subrayan que esta nueva etapa debe estar centrada en “conservar las poblaciones de lobo, apostando por una coexistencia efectiva con la ganadería, en lugar de matando a lobos de forma indiscriminada”.
Hasta ahora, en España se capturaban cada año de forma legal unos 100 lobos.
Por su parte, el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones manifestó tras conocer el contenido de la Orden, que desde la Junta de Castilla y León se presentaría un recurso contencioso-administrativo ante la Audiencia Nacional contra la Orden ministerial por la que se prohíbe la caza del lobo.
La decisión, desde el principio, consideraron que debía ser consensuada con los representantes de las comunidades autónomas de Asturias, Cantabria y Galicia, y se solicitarán además medidas cautelares que paralicen la aplicación de la Orden por los daños que ésta causará en estos territorios.
Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León concentran la mayor parte de la población de lobos de España.
El Partido Socialista de Castilla y León manifestó también su decisión de apoyar la presentación de un recurso contra la Orden ministerial con el fin de alcanzar un consenso entre la protección del lobo y la garantía de la ganadería extensiva.
En cuanto a la Junta de C. y León, ordenó desde el primer momento la suspensión de todas las autorizaciones de caza del lobo concedidas en cualquiera de las modalidades y que estaban en vigor ante la norma del Gobierno que eleva la protección del cánido con su inclusión en el Listado de Especies de Protección Especial (Lespre).
A pesar de todo esto las asociaciones agrarias a través de sus representantes han manifestado su disconformidad y desolación ante la nueva medida, augurando fatales consecuencias para los ganaderos.
Protestas y movilizaciones
Desde la publicación de la Orden Ministerial se han sucedido los recursos administrativos y se han celebrado numerosos actos de protesta sobre todo de ganaderos y cazadores de las cuatro comunidades autónomas más implicadas, siendo una de las más multitudinarias y emblemática la celebrada en Madrid el día 20 de abril de 2022.
Ese día se reunieron en Madrid más de medio millón de cazadores que acudieron a la capital de España formando una marea naranja que inundó todo el recorrido previsto.
En su inmensa mayoría eran cazadores que acudieron para protestar contra la reforma del Código Penal y el Anteproyecto de la Ley de Protección, Derechos y Bienestar de los Animales, unos planes del Gobierno que ponen en jaque al futuro del sector. Pero había muchas más razones.
Manifestación en Riaño
Alrededor de medio millar de personas se manifestaron el 20 de abril en Riaño en contra de la prohibición de la caza del lobo. La convocatoria de la concentración procede de los propios ganaderos de la zona, a la que se fueron sumando, cazadores, organizaciones agrarias, juntas vecinales o ayuntamientos como los de Acebedo, Maraña, Boca de Huérgano, Posada de Valdeón, Valdeburón o el propio Riaño. El refuerzo de la protección de lobo con su inclusión en el Lespre en septiembre del pasado año movilizó a los ganaderos que denuncian el doble agravio de la pérdida de reses y la lentitud de las administraciones para compensar los daños.
Con sus reivindicaciones al frente, entre el ruido de los cencerros, precedidos de tractores y vehículos de transporte de ganado y con un buen número de pancartas de colectivos y de particulares, la marcha salió de la plaza del Ayuntamiento y se ha dirigieron al recinto ferial, donde contaron su experiencia varios afectados por los ataques del cánido.
Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León trabajan para dar seguridad jurídica a los controles poblacionales de lobo
Las cuatro comunidades autónomas exploran todas las opciones que permitan aplicar en todos sus términos sus planes de gestión del lobo ibérico, incluida la realización de extracciones con plenas garantías jurídicas.
Asturias
La Dirección General del Medio Natural del Gobierno del Principado ha remitido al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico un informe-propuesta que desarrolla la disposición adicional primera de la orden ministerial que incluyó al lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre).
El objetivo es poder realizar controles en el marco del II Plan de Gestión del Lobo de Asturias.
Además, se ha enviado la primera propuesta para realizar un control poblacional de lobos en el Parque Nacional de los Picos de Europa.
Se trata de un territorio de alta montaña donde se practica la ganadería extensiva y se han implementado medidas preventivas, como los cercados electrificados y el pastoreo con perros. No obstante, siguen registrándose daños a la cabaña ganadera por los ataques de lobos.
El Principado valora positivamente el trabajo que están desarrollando conjuntamente y de forma coordinada las cuatro comunidades autónomas citadas. En este sentido, confía en que iniciativas como las llevadas a cabo por Cantabria y Asturias contribuyan a dar seguridad jurídica a las actuaciones en este ámbito.
Cantabria
Cantabria desafía al Gobierno y autoriza a cazar lobos en las zonas que han sufrido más ataques.
Nueve meses después de que el Gobierno prohibiese la caza del lobo ibérico en toda España, Cantabria contraviene la orden ministerial y autoriza desde este miércoles la ‘extracción’ de ejemplares en esta comunidad. En principio serán diez, pero que se pondrá ampliar su número en un futuro cercano.
El argumento esgrimido por esta comunidad autónoma es que, desde que entró en vigor la prohibición, el pasado mes de septiembre, los lobos han campado a sus anchas, han multiplicado los ataques y, por tanto, los daños a las explotaciones ganaderas.
En concreto, Cantabria permite ahora el control de la población en las zonas más afectadas por los ataques de este animal en esta comunidad. En concreto, los informes oficiales aseguran que han sufrido en este periodo 214 ataques de lobos el resultado de cientos de cabezas de ganado sacrificadas en las tres zonas más conflictivas: el entorno de Tudanca, la Hermandad de Campoo de Suso y en los alrededores de Cabuérniga.
El Gobierno de Miguel Ángel Revilla ya había intentado que la normativa aprobada por el Ministerio para la Transición Ecológica quedara suspendida de forma cautelar pero la Audiencia Nacional lo rechazó porque podría haber supuesto -explicó entonces la Sala de lo Contencioso-Administrativo – «un daño irreversible e irreparable».
A esta pugna porque se puedan seguir cazando lobos en España se han unido en los tribunales otras seis comunidades: Galicia, Asturias, Castilla y León, Andalucía, Madrid y Murcia y las principales organizaciones agrarias.
Todas las Comunidades autónomas que reclaman la caza del lobo esgrimen el mismo argumento: un control ordenado y regulado del lobo, como se ha demostrado durante los últimos años, no pone en peligro la especie sino todo lo contrario, la aumenta y evita los ataques a la ganadería.
Castilla y León
Suárez-Quiñones respalda la iniciativa de Cantabria, ante la «cerrazón» del ministerio
«Si no actuamos ya la ganadería desaparecerá». Con estas palabras, el consejero de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Vivienda de la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez Quiñones, anunció ayer miércoles la intención del ejecutivo autonómico de autorizar la extracción de lobos en determinadas zonas en las que haya un aumento de ataques al ganado.
Lo hace después de que gobierno de Cantabria anunciara la inminente captura de diez ejemplares en la zona de Tudanca, contraviniendo así la orden del Ministerio para la Transición ecológica y Reto Demográfico aprobada en septiembre del año pasado que incluye al lobo en el Listado de Especies Silvestres de Protección Especial, el famoso Lespre, lo que impide su caza en todo el territorio nacional.
Castilla y León permitirá la caza excepcional del lobo en cuanto encuentre “una mínima seguridad jurídica”
Suárez-Quiñones advierte que la ganadería extensiva y semiextensiva está “en riesgo de desaparecer” si no existe “un mecanismo que les proteja ante los ataques del lobo”
Juan Carlos Suárez-Quiñones, advirtió que la Comunidad autónoma seguirá los pasos de la cántabra y “permitirá la caza excepcional del lobo en cuanto se encuentre una mínima seguridad jurídica”.
El titular de Medio Ambiente recordó que Galicia, Castilla y León, Asturias y Cantabria están “coordinados” en relación al lobo, ya que hicieron “un frente común muy intenso” tras su inclusión en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) que le convierte en no cinegético debido a que “la cerrazón política e ideológica del Gobierno ha primado más que el interés general y la ganadería”.
Así, la orden mediante la que se dictó esta inclusión “impone condiciones” que, según Suárez-Quiñones, “son imposibles de cumplir”, al tiempo que iguala el régimen del lobo al norte y al sur del Duero, lo que “estropea los dos”.
Afirmó que los servicios jurídicos se encuentran en estos momentos buscando el respaldo jurídico que permita su caza, porque “por encima de todo están los intereses de los ganaderos y el medio rural”.
El consejero se mostró convencido de que, en el caso de que la situación no cambie, “va a desaparecer la ganadería extensiva y semiextensiva”, porque “no pueden vivir sin un mecanismo que les proteja ante los ataques del lobo”.
Indemnizaciones
Respecto al pago de indemnizaciones a los ganaderos por los ataques del lobo, el consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio explicó que su inclusión en el Lespre ha provocado que las Comunidades Autónomas no puedan compensarles por los daños cinegéticos enlas reservas regionales de caza.
Por este motivo, mientras que algunos pagos atrasados previos a la orden ministerial “saldrán adelante en las próximas semanas”, los nuevos daños “están sin soporte jurídico”, a pesar de que “el Gobierno editó la orden ministerial con un impacto económico cero”.
Estos ataques reclamados por los ganaderos en la provincia de León el pasado año 2021 fueron concretamente 210, casi un 21% más que en el año precedente, dejando 246 reses muertas.
Se trata, eso sí, de datos que de todos modos hay que esperar a verificar con el número de pago de indemnizaciones que la Junta luego admite sufragar, ya que en algunos años tan sólo ha reconocido como reales y demostrados un de cada tres ataques notificados por los ganaderos. Por ejemplo, en el año 2018 los hipotéticos daños del lobo fueron de 243 ataques con el resultado de 358 reses muertas pero la Junta acabó abonando 108 de ellos, apenas un 30%.
Para ello, el Gobierno anunció una partida de 20 millones de euros, que destinaría a medidas preventivas e indemnizaciones y daños compensatorios, los cuales «todavía no se han repartido ni entregado a las comunidades autónomas» en una «falta total de compromiso con la ganadería», concluyó.
Postura de los colectivos ecologistas y animalistas
Reclaman a Galicia, Castilla y León, Cantabria y Asturias el cumplimiento de la protección del lobo
- Ecologistas en Acción reclama a las Comunidades Autónomas con poblaciones de lobo que cumplan con la orden de protección del lobo y adopten urgentemente medidas para hacerla cumplir, asegurando la conservación de este depredador, fomentando la coexistencia entre el lobo y la ganadería y persiguiendo la caza ilegal.
- La organización ecologista defiende la protección del lobo y las medidas de coexistencia de la especie con el ganado extensivo también en los tribunales, en los que está apoyando activamente la orden de protección del lobo ante los 10 recursos planteados contra la misma.
- La Audiencia Nacional, respaldando las tesis de Ecologistas en Acción, ha desestimado todas las solicitudes de suspensión cautelar de dicha orden.
La orden de protección del lobo (Orden del Ministerio para la Transición Ecológica RED/980/2021 de 20 de septiembre) supuso un gran avance para la conservación de esta especie y de la biodiversidad en general. Si bien las Comunidades Autónomas (CCAA) de Cantabria, Principado de Asturias, Galicia y Castilla y León, y diversas asociaciones ganaderas, la han recurrido ante la Audiencia Nacional, la orden de protección del lobo está plenamente vigente.
A pesar de ello, las citadas CCAA continúan «en rebeldía» y no cumplen con la orden. Un ejemplo es Castilla y León: según ha informado Asaja, se están negando a tramitar las correspondientes indemnizaciones a los ganaderos por ataques de lobos, algo que Ecologistas en Acción considera irresponsable. Otro ejemplo, esta vez en Galicia, es la existencia de una red de caza ilegal que envenena lobos, y que el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil está investigando en este territorio.
Las CCAA deberían estar trabajando en las consecuencias legales de la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE), haciendo una evaluación periódica del estado de conservación del lobo, tal y como establece el art 56.3 de la Ley de Patrimonio Natural y de Biodiversidad. Y, especialmente, deberían adoptar medidas para evitar que se produzcan actuaciones con el propósito de dar muerte, capturar o molestar al lobo, como establece el art. 57.b) de la misma ley.
La obligación de estas CCAA es colaborar con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en la realización de estudios científicos sobre la situación de la población lobera y sus diferentes grupos reproductores, destinar parte de sus presupuestos autonómicos a apoyar la ganadería extensiva, facilitando ayudas para fomentar la coexistencia del lobo y la ganadería, y pagando con más rapidez los posibles daños que se produzcan por los ataques del lobo al ganado, sin la necesidad de contratar seguros privados.
También es necesario perseguir la caza ilegal de lobos y poner en marcha campañas de sensibilización sobre la importancia ecológica de esta especie. Además, Ecologistas en Acción insta a las CCAA a que dejen de bloquear la aprobación de la ‘Estrategia para la convivencia de las actividades en el medio rural con el lobo y su conservación’.
La organización ecologista considera que los recursos presentados contra la orden de protección del lobo, en los que interviene como parte codemandada en apoyo y defensa de su protección legal y asistido por las letradas Laura Díaz Román y Jaime Doreste Hernández, tienen muy escasas posibilidades de éxito.
De entrada, todas las solicitudes de suspensión cautelar formuladas están siendo rechazadas por la Audiencia Nacional, quien ha dejado claro que esta orden no produce perjuicios irreversibles y que “debe prevalecer el interés general de conservación de la especie, sobre esos posibles daños económicos [daños al ganado, que son perjuicios reparables económicamente], debiendo ponerse de manifiesto que los propietarios y criadores de animales mantenidos al aire libre, tienen el deber en la medida en que sea necesario y posible, de protegerlo contra los depredadores”.
Ecologistas en Acción considera que, dado que el proceso judicial se presume largo y con pocas esperanzas para las pretensiones de las CCAA, estas deberían estar ya aplicando la normativa vigente en lugar de gastar dinero público con estos estériles procesos judiciales.
¿Por qué el hombre persigue al lobo?
El lobo y el hombre comparten el mismo hábitat
El lobo es prácticamente el único competidor del hombre en la región holártica, en el hemisferio norte del planeta Tierra.
Se trata del único animal que por su gran capacidad de adaptación y gran eficiencia para la caza ha venido compitiendo con el ser humano por los recursos alimenticios desde que ambas especies conviven en las regiones más humanizadas del mundo.
¿Cuándo el lobo pasó a ser un enemigo para el hombre?
Hasta la aparición de la agricultura y el pastoreo, el hombre y el lobo compartieron el territorio con relativa armonía.
El hombre empezó su guerra contra el lobo cuando se hizo agricultor y pastor. Con la llegada de la agricultura y la ganadería, el ser humano pasó a defender ferozmente sus propiedades que antes no tenía.
Junto a e esto, el lobo se hizo predador de unos animales tan fáciles de cazar como las ovejas, las cabras o las gallinas cuando se agotó la abundancia de presas salvajes por culpa del hombre.
La presencia de cérvidos y otras especies salvajes, escasas o amenazadas, no le era ya suficiente al lobo para su supervivencia en la mayor parte del territorio que ocupaba, por lo que éste tuvo que recurrir a otras fuentes de alimento, en cierta medida provenientes de la cabaña ganadera.
¿Por qué el lobo es un enemigo del ser humano?
Por otro lado, sus mismas presas que ha ido consumiendo de forma natural eran «presas directas» del ser humano, ya que formaban pare de ella el ganado y las actividades cinegéticas.
De hecho, un 75% de la dieta del lobo entra en competencia directa con el ser humano, ya que entre los alimentos que puede consumir este gran carnívoro se encuentran, ovejas, conejos, perros, corzos…, pero en una proporción mucho menor que las presas salvajes.
El principal terreno de competencia entre el lobo y el hombre son las presas cinegéticas, ya que el lobo, junto con el zorro, caza las mismas especies que persiguen los cazadores humanos.
El lobo se ve obligado a refugiarse hacia el norte
El desplazamiento hacia territorios menos hostiles que le ha impuesto el hombre para evitar su acoso ha sido una de las razones por las queel lobo ha ocupado nuevos hábitats, lo que ha hecho que ocupe un área geográfica mucho más al norte que antaño.
Así cazaban lobos vivos nuestros antepasados: el chorco de Valdeón
Te contamos cómo nuestros ancestros fueron capaces de cazar lobos vivos en las montañas de la Cornisa Cantábrica. Un viaje a nuestro pasado, cuando no acudir a cazar el lobo conllevaba multa, el puesto de mayor riesgo lo ocupaba el último casado y la bestia era sometida a un juicio por sus fechorías.
El ingenio y el hambre siempre han ido de la mano. Unas veces el hombre se vale de su inteligencia para conseguir alimento y otras para evitar que ese sustento desaparezca de manos de otro depredador o alimaña. Las trampas, por lo tanto, nacieron con esa doble intención, proporcionar alimento y conservarlo a salvo de intrusos.
Sin lugar a dudas, si volvemos la vista atrás a la historia de la Humanidad, en la escala de intrusismo el lobo está a la cabeza, no sólo por ser el más dañino sino también el más astuto y el único animal salvaje, según cuenta la tradición oral, que es capaz de mantener la mirada al ser humano sin sentir temor. Capturar lobos ha sido pues una de las actividades más complicadas y por otro lado necesarias durante siglos en aquellas comarcas de montaña donde este cánido diezmaba los rebaños.
La montaña de León, y en general toda la Cornisa Cantábrica, ha estado a la vanguardia de los métodos de defensa y ataque loberos. Depuraron una raza de perros capaz de mantener a raya al lobo: el mastín leonés –al que dotaron de carlancas, un collar de pinchos, para maximizar su ventaja frente a su eterno enemigo– e idearon los chorcos, unas complejas trampas capaces de acorralar a este huidizo animal para darle captura.
El chorco, una inmensa trampa en el monte
Los chorcos –o xorcos– se ubicaban en montes querenciosos para este animal, cercanos a núcleos rurales, para facilitar la rápida movilización de los vecinos en caso de alerta por lobo.
Los montes debían cumplir ciertas características orográficas: ser píndeos y estrecharse en su parte baja donde se construía el pozo o chorco, en el que irremisiblemente caería el animal al no encontrar otra escapatoria ante el acoso de los batidores que le empujaban desde la parte alta del monte.
A la salida del valle se construía una empalizada de piedra o madera en forma de embudo que la bestia sólo podía atravesar por una estrecha puerta con una losa encima, que le obligaba a pasar agachado, evitando el salto, para caer por fin al pozo en el que ya no tenía salida ninguna.
Una vez allí, lo habitual era apresarlo vivo para exhibirlo por los pueblos de la comarca, donde los vecinos daban una propina generosa a los choceros por tan peligrosa y provechosa hazaña.