A pesar de que la mayoría crea que ya no quedan sitios en el mundo a los que viajar sin explorar todavía o sin turistas, lo cierto es que todavía existen algunos lugares recónditos a los que es muy complicado llegar o incluso no es recomendable por el peligro que supone. Increíble pero cierto; todavía quedan partes del planeta inexploradas y muy desconocidas para la humanidad. Te contamos cuáles son los lugares más inaccesibles del mundo para viajar y hacer turismo.
Sentinel
Con este nombre, existen dos islas diferentes en el Océano Índico: Sentinel del Norte y Sentinel del Sur. Ambas forman parte del archipiélago de las Islas Andamán, bajo soberanía de La India. Sentinel del Sur está actualmente deshabitada; en cambio, en Sentinel del Norte vive una de las tribus más herméticas de todo el mundo. La India las incluye dentro de las Áreas de Permiso Restringido, por lo que es ilegal el acceso para evitar el peligro, tanto de los turistas como de los nativos de contraer enfermedades de las que no están inmunizados. No obstante, en 2018 los isleños mataron a flechazos a un turista estadounidense que se había colado sin permiso. Los sentineleses son de los pocos pueblos en el mundo que siguen viviendo como en la Prehistoria y el Gobierno indio respeta la soberanía de esta tribu sin interferir.
Tristán de Acuña
Se trata de la isla habitada más remota de todo el planeta Tierra, ya que se encuentra a casi 3.000 kilómetros de distancia de cualquier tierra firme y para colmo no cuenta ni con un aeropuerto. Se encuentra en el Océando Atlántico y para viajar hasta ella hay que volar hasta la Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, encontrar un velero que quiera llevarte y navegar durante 18 días como mínimo. Eso si el mar se encuentra en calma y no hay mucha niebla. Pero también hay un barco de mayor envergadura que sólo tarda 6 días en llegar aunque el barco sólo sale una vez al año. Curiosamente, su capital se llama Edimburgo de los Siete Mares, porque muchos habitantes descienden de escoceses, y todavía pertenece al Reino Unido. Viajar allí es todo un oasis de paz, ya que es una isla muy tranquila, poco poblada y en la que sólo existe un único bar.
Monte Athos
El Estado Monástico Autónomo del Monte Athos constituye un territorio autónomo bajo la soberanía de Grecia. Se trata de un pequeño Estado similar al Vaticano, pero en este caso de confesión ortodoxa y no católica. En realidad es una península dentro de la península de la Calcídida en la región de Macedonia. En griego se le conoce como Montaña Sagrada y está compuesto por hasta 20 grandes monasterios. Aunque en realidad pertenece a Grecia y a la UE, tiene sus propias leyes, no sigue el Acuerdo Schengen y tiene prohibida expresamente por completo la entrada a las mujeres, para evitar cualquier tentación de los monjes, pero tampoco puede haber animales domésticos hembras. Pero los hombres tampoco tienen fácil viajar, ya que sólo se permite la entrada con un permiso especial a 120 turistas cada día, de los que sólo 10 no son ortodoxos. El representante es el Patriarca de Constantinopla, como heredero del Imperio Bizantino, mientras que el Ministro de Asuntos Exteriores de Grecia se encarga de supervisar que se cumplan las leyes y los servicios públicos.
Punto Nemo
Con este nombre se conoce al Polo de Inaccesibilidad del Océano Pacífico, que es el lugar del océano más alejado de cualquier costa. Se encuentra a casi 3.000 kilómetros de la Antártida, que es el continente más cercano a este punto. Debido a que se encuentra en aguas internacionales y a que se trata de una región aislada y deshabitada por completo, se utiliza como cementerio de naves espaciales, conocido formalmente como Área deshabitada del Océano Pacífico Sur. Esta zona es también famosa porque en ella se detectaron los bloop, ultrasonidos submarinos muy extraños que oficialmente se achacaron a los icebergs pero casualmente era la forma de comunicación de los habitantes de R’lyeh, ciudad que el escritor Lovecraft situó en esta región marina en el año 1926. Además, el Punto Nemo fue descubierto en 1992 en el mismo sitio que Julio Verne había situado la Isla Lincoln en 1874. Viajar allí es prácticamente imposible.
Franco Dávila