En Rueda del Almirante, una pequeña localidad de la provincia de León, se encuentra una fuente romana secreta. Como si nos adentrásemos en una película histórica, esta fuente está escondida en medio de la naturaleza.
Cómo llegar hasta la fuente romana secreta en Rueda del Almirante
Para encontrar la fuente romana secreta de León, primero tenemos que llegar a Rueda del Almirante, pero sin entrar en la localidad debemos desviarnos a mano izquierda para atravesar un campo y cruzar un merendero, que cuenta con mesas, bancos, un columpio y un tobogán. Esta es una buena zona para tomar un descanso y reponer fuerzas.
Al pasar el merendero, llegaremos por fin a la fuente. Cabe destacar que se ha restaurado recientemente, por lo que la veremos en todo su esplendor. Además, junto a ella hay un estanque con ranas y peces.
El pasado de Rueda del Almirante
Si retrocedemos en el tiempo, Rueda del Almirante fue una villa muy importante. El rey Alfonso IX de León se encargó de repoblar el lugar en 1195 y se cambió el nombre de «Castro Rota» a «Castro Ronda». Sin embargo, en 1355, el rey de Castilla Pedro I el Cruel la asedió, aunque no la tomó.
Ya en el siglo XV, en época del rey Juan II, el lugar pasó a manos de Fadrique Enríquez, almirante de Castilla. A mitad del siglo XVIII perteneció al Ducado De Alba, época en la que se elaboró el Catastro del Marqués de Ensenada.
A día de hoy, Rueda del Almirante cuenta con apenas una treintena de habitantes. Forma parte del municipio de Gradefes y se encuentra en las inmediaciones del río Esla.
Un recorrido para los amantes de la naturaleza
Si lo que quieres es desconectar y pasar un día rodeado de naturaleza, ir hasta Rueda del Almirante es muy buena opción. Se trata de un lugar muy tranquilo donde respirar aire puro. Además, se encuentra cerca del Monasterio de San Miguel de Escalada, por lo que si tampoco lo conoces, deberías ir a visitarlo ya.
En resumen, León es una provincia llena de historia y secretos. Seguro que todavía quedan más por descubrir, además de este sobre la fuente romana secreta.
Virginia González