De acuerdo con el Instituto Catalán de Estadística, hay más de 500 mujeres inscritas en los registros civiles del país con el nombre de Mel. Pero esto no ha impedido a un juez prohibir a unos padres ponerle este nombre a una niña.
Su madre quería desde pequeña poner a su hija el nombre de Mel
Lo han contado en TV3, donde Laia Rovira ha relatado cómo, desde pequeña, tenía decidido que si tenía una hija la llamaría Mel. Su pareja, Antoni Calderón, terminó estando de acuerdo, y la niña nació hace un año y medio.
Hasta aquí todo bien, ¿no? Pero los problemas surgieron cuando fueron a inscribir la hija en el Registro Civil de Cerdanyola, Barcelona. Los padres recibieron la negativa del juez.
Según el magistrado, el nombre de Mel incumpliría la ley porque haría confusa la identificación. Mel es un nombre de origen hebreo, según la providencia del juez.
A partir de aquí, el juez dio a los padres un plazo de tres días para que cambiaran de nombre o le pondría uno de oficio, Amelia o Melissa.
Los padres se niegan y presentan un recurso
Lógicamente, los padres se negaron entonces, y recurrieron la decisión del juez. “Me acababa de sacar la identidad de la niña. ¿Le cambió el nombre y ahora yo tengo que darle una nueva identidad? Fuimos al juzgado y si lo llego a encontrar, me lo como”, dijo la madre.
A pesar del recurso, han tenido que poner el nombre de Adela de manera “provisional” hasta que conozcan la resolución final, que puede tardar un año y medio.
El jefe de la oficina de Onomástica del Instituto de Estudios Catalanes, Joan Antonio Rabella y Ribas, explicó a TV3 que “Mel es un nombre común y adecuado para usarlo como nombre de una niña”. Por lo tanto, “no es un nombre extraño. Es un nombre correcto”.
Aún así, los padres se han visto obligados a inscribir a su hija en la guardería y en el Centro de Atención Primaria con el nombre de Adela.