Una mujer que fue intervenida en una clínica privada en Marsella para una histerectomía, una extirpación del cuello uterino, expulsó tres días después de la operación un guante de látex y cinco compresas que el cirujano ‘olvidó’ en su interior.
«Después de tres días de dolor insoportable en la parte inferior del abdomen, comencé a tener contracciones extremadamente fuertes y finalmente expulsé un guante y cinco compresas», cuenta la víctima de un olvido imprevisto que podría haber tenido consecuencias muy serias.
Según publica Le Parisien, la mujer, de 48 años, fue operada el pasado mes de abril en una clínica en Marsella. Por su parte, el cirujano asegura que la intervención fue bien.
Durante los tres días posteriores a la operación, la paciente sufrió vómitos, dificultad para orinar, dolor intenso e insomnio. «Sentí una puñalada en el estómago, pero pensé que estaba relacionado con la operación», dice. Se puso entonces en contacto con el médico y las enfermeras, que le dijeron que todo estaba bien sin realizarle un examen para certificar su estado.
Al día siguiente, presa de dolores como si se tratase de un parto, un guante y cinco compresas salieron de su vagina. «Cuando entendimos de qué se trataba, nos fuimos directamente a la clínica «, recuerda su marido. Al llegar de nuevo al centro, el cirujano no se disculpó por lo ocurrido y culpó a las enfermeras.
«Era muy altivo y lo tomó todo a la ligera», cuenta la paciente. Tras este episodio, puso una demanda contra el cirujano.
«Después de tres días de dolor insoportable en la parte inferior del abdomen, comencé a tener contracciones extremadamente fuertes y finalmente expulsé un guante y cinco compresas», cuenta la víctima de un olvido imprevisto que podría haber tenido consecuencias muy serias.
Según publica Le Parisien, la mujer, de 48 años, fue operada el pasado mes de abril en una clínica en Marsella. Por su parte, el cirujano asegura que la intervención fue bien.
Durante los tres días posteriores a la operación, la paciente sufrió vómitos, dificultad para orinar, dolor intenso e insomnio. «Sentí una puñalada en el estómago, pero pensé que estaba relacionado con la operación», dice. Se puso entonces en contacto con el médico y las enfermeras, que le dijeron que todo estaba bien sin realizarle un examen para certificar su estado.
Al día siguiente, presa de dolores como si se tratase de un parto, un guante y cinco compresas salieron de su vagina. «Cuando entendimos de qué se trataba, nos fuimos directamente a la clínica «, recuerda su marido. Al llegar de nuevo al centro, el cirujano no se disculpó por lo ocurrido y culpó a las enfermeras.
«Era muy altivo y lo tomó todo a la ligera», cuenta la paciente. Tras este episodio, puso una demanda contra el cirujano.