Un gijonés de 56 años al que detuvieron por vender sustancias estupefacientes desde su domicilio, en el barrio de La Calzada, afronta una pena de cárcel de cinco años por un delito contra la salud pública y el pago de una multa de 10.000 euros. El procesado, con antecedentes por delitos contra el patrimonio y tráfico de drogas, empleaba un método poco común para distribuir cocaína y hachís: se ayudaba de una caña de pescar y una pelota de tenis para lanzar la mercancía desde su ventana.
La investigación se inició a raíz de que una dotación policial que patrullaba en prevención de delitos por el barrio observase cómo desde la ventana de un cuarto piso lanzaban una pelota de tenis, sujeta a un hilo de pesca, a la que de inmediato se aproximaban unas personas, recogían lo que había en el interior y se alejaban del lugar apresuradamente.
Por ello que se desplegó en la zona un dispositivo de vigilancia para confirmar que se tratase de un hecho delictivo.
La principal prueba llegó cuando los propios agentes recogieron el contenido de la pelota de tenis una vez lanzada para un cliente. En su interior había un envoltorio de plástico que contenía cocaína con un peso bruto de 0,80 gramos. A partir de ahí se procedió a la entrada y registro del domicilio del ahora encausado, que responde a las iniciales J. A. M. P..
En el interior del inmueble se incautaron dos básculas de precisión, recortes de bolsas de plástico de los usados para hacer papelinas, tres papelinas conteniendo cocaína, dos cañas de pescar y nueve tabletas de hachís, así como 125 euros producto de las ventas realizadas. La cocaína intervenida, con una riqueza del 73,3 % y 89,2% tenía un peso total de 1,10 gramos y un valor de 111,56 euros vendida en gramos, mientras que el hachís tenía un peso de 977,16 gramos y un valor de 5.726,16 euros. Las sustancias estupefacientes ocupadas las destinaba el acusado al tráfico.