Las once de la noche del 13 de febrero es un momento clave en el crimen de la gijonesa Paz Fernández Borrego. A esa hora se perdió la señal del teléfono móvil de la mujer, asesinada según todos los indicios por Javier Ledo Ovide en su casa de Navia.
La tablet de la mujer también la coloca esa noche en la vivienda, donde los perros especializados en la detección de vestigios biológicos encontraron sangre en una fregona.
Las evidencias apuntan a que el crimen se produjo en los pisos superiores de la vivienda , que tiene tres plantas. Esta sospecha choca con la versión que ofreció Ledo de que el fallecimiento se produjo de forma accidental, al caer dos veces la mujer por las escaleras, en el piso inferior de la vivienda.
Según Ledo, la mujer estaba muy ebria y discutieron por cierta cantidad de dinero. Incluso reconoció haberla golpeado con un rodillo amasador para quitárselo, pero solo admitió haberla alcanzado en las manos y no en la cabeza, donde la mujer presentaba las fracturas.
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