La huella de su oreja hallada en cada una de las puertas de las viviendas saqueadas en Valladolid capital entre los meses de octubre de 2015 y febrero de 2016 ha sido determinante para que el ciudadano de origen rumano Stefan C.L. optara por evitar la celebración del juicio y decidiera conformarse con una condena de dos años y ocho meses de cárcel, en lugar de los seis años y tres meses inicialmente solicitados por el fiscal.