Una mujer de 73 años falleció al mediodía de este sábado tras sufrir una parada cardiorespiratoria mientras se bañaba en la playa de San Lorenzo, llena de gente por las altas temperaturas que se registraron durante toda la jornada dominical.
Pese a los intentos de los equipos médicos y de los miembros de Salvamento, que trataron de reanimarla durante casi una hora, la bañista llegó sin vida al hospital de Cabueñes.
La víctima, María Inés Figaredo de la Mora, era hija del industrial minero mierense Inocencio Figaredo Sela y de María Eugenia de la Mora Garay. Además, era hermana de los desaparecidos César Figaredo -expresidente de Femetal- y Vicente Figaredo -exconsejero de Banesto- y prima del jesuita Kike Figaredo y de Rodrigo Rato.
Los hechos luctuosos ocurrieron sobre la una y media del mediodía a la altura de la escalera 12 de la playa de San Lorenzo, justo en frente de la torre de salvamento. La mujer, vecina de Madrid pero asidua a Gijón todos los veranos, había acudido al arenal en compañía de una de sus hermanas. Pocos minutos después de quedarse sola en San Lorenzo optó por refrescarse en el agua.
Cuando estaba bañándose pareció desamayarse, algo que apreciaron otros bañistas, que actuaron de inmediato. Cuatro personas se apresuraron a sacarla del agua mientras que otros usuarios del arenal daban aviso a los socorristas, justo en frente de ellos. Los de Salvamento salieron lanzados en su auxilio y en apenas un minuto ya estaban casi una decena de miembros sacando a la mujer en brazos del agua, todavía con vida, para dejarla luego en el suelo.
Junto a los socorristas intervinieron el equipo médico de la playa, según destacan fuentes municipales en una exigua nota de prensa, y también dos médicos, un cardiólogo y otro anestesista, que ayudaron en las primeras labores de reanimación. Nada más tomarla en brazos se percataron todos de que la mujer había sufrido una parada cardiorrespiratoria. Sin perder tiempo, al momento, comenzaron a realizarle las primeras maniobras de reanimación mientras pedían ayuda a emergencias para que enviasen una UVI móvil hasta la playa. Los masajes no daban resultado.
Poco después llegó el personal sanitario de la ambulancia, con equipos más sofisticados pero con la misma intensidad personal para salvarle la vida. Casi una hora después, los médicos optaron por subirla a la camilla y llevarla hasta la UVI móvil que aguardaba en el paseo marítimo para trasladarla con urgencia hasta el hospital de Cabueñes. Los peores pronósticos se cumplieron y nada pudo hacerse por evitar su muerte.