Agentes de la Policía Nacional han detenido en Málaga a un sacerdote acusado de posesión y distribución de pornografía infantil. El arresto del cura se enmarca en una operación, denominada ‘Sandrina’, en la que han sido localizados otros tres presuntos pedófilos en distintas barriadas de la capital.
La investigación policial que condujo hasta el religioso partió del trabajo de rastreo que realizan los ciberagentes en la Red, que se cruzó con una información de un organismo estadounidense encargado de recibir y canalizar perfiles que comparten pornografía infantil.
La alerta de las autoridades norteamericanas incluía una serie de direcciones IP cuyas conexiones se ubicaban en la provincia de Málaga y que, mediante el intercambio de archivos P2P, estaban compartiendo imágenes de contenido pedófilo.
El trabajo del Grupo de Delitos Tecnológicos de la Comisaría Provincial se centró en explotar esa información y situar geográficamente los lugares desde donde se estaban realizando esas descargas.
Arrestados otros tres presuntos pedófilos
Los investigadores ubicaron las IPs en dos domicilios concretos de la capital malagueña y, tras varias gestiones, identificaron a la persona que estaría detrás de ellas. Para su sorpresa, resultó ser un sacerdote que se encuentra circunstancialmente en Málaga y que, al parecer, no tiene asignada parroquia alguna en la provincia.
El pasado día 13, en un operativo coordinado, los agentes arrestaron al cura y registraron dos domicilios vinculados a éste. En una de esas viviendas, los investigadores hallaron diversos dispositivos informáticos de almacenamiento; en un primer análisis, pudieron constatar que contenían múltiples imágenes de contenido sexual protagonizadas por menores que habrían sido descargadas de Internet, así como fotografías realizadas en lugares públicos.
También localizaron un programa de intercambio de archivos en la Red que, en el momento de la intervención, estaba funcionando y compartiendo archivos de contenido pedófilo, de ahí que no solo se le atribuya la supuesta posesión, sino también la distribución de pornografía infantil.
En el segundo inmueble, los agentes se toparon con un hallazgo espeluznante. En la cama de uno de los dormitorios había maniquíes que, a simple vista, eran del tamaño de menores, así como ropa de talla infantil.
En el mismo trabajo de rastreo, los investigadores identificaron a otros tres hombres, todos ellos vecinos de la capital, desde cuyos domicilios se habían realizado conexiones a Internet a través de redes Peer to Peer (P2P) para descargar e intercambiar imágenes de contenido pedófilo. Los agentes registraron también sus viviendas y se incautaron de dispositivos informáticos de almacenamiento. Sólo en uno de ellos hallaron más de 400 vídeos de abusos explícitos a menores.