Un hombre de 57 años ha sido condenado a cadena perpetua por la Audiencia Provincial de Bielefeld, Alemania, tras probar que envenenó durante años la comida que sus compañeros tomaban en los descansos de trabajo en la localidad Schloß Holte-Stukenbrock, en Renania del Norte.
La Audiencia le ha acusado de intento de homicidio por envenenar con plomo y mercurio a tres de sus compañeros; uno de ellos lleva dos años en estado vegetativo y los otros dos han sufrido daños irreversibles en los riñones.
Además, se investiga la muerte por infarto o cáncer de 21 antiguos empleados desde el año 2000, por si pudieran tener relación con el caso.
El hombre fue investigado después de que uno de sus compañeros tomara una fotografía de su bocadillo con un sospechoso polvo blanco sobre él. Posteriormente las cámaras de seguridad de la empresa capturaron los actos del condenado.
El tribunal ha considerado que el hombre tiene un alto riesgo de reincidir, además de haber cometido un delito continuado, por lo que han dictaminado para él la pena máxima.