El Celorio es una ruta familiar, bonita y sencilla que servirá para airearte y poder justificar un domingo fuera de todas las cosas que te atrapan, porque en paradas cuenta la historia de los niños de la guerra.
Un paseo sencillo para hacer con niños, pero de gran belleza y que aúna naturaleza, escultura y literatura en la comarca de Gordón. Bienvenidos a la Senda del Celorio.
La ruta
Esta ruta circular es muy interesante para realizar con niños por su baja dificultad, sus alegres vistas y su cercanía a León (unos 40 minutos).
Para comenzar la ruta hay que dejar el coche junto a la carretera comarcal LE-473 que une La Pola de Gordón y Aralla de Luna. El comienzo de la ruta está un poco antes de llegar a Geras y hay espacio para dejar coches. Está indicado con dos grandes carteles.
La senda parte de ese lugar, y llega a Paradilla en un itinerario de unos dos kilómetros y medio, y no conlleva una gran dificultad. La ruta en sí es más larga, da la vuelta por el hayedo y es algo más complicada. Con esta primera parte del proyecto ya ejecutada e inaugurada, la idea es darle continuidad. «Aprovechando el contexto del cuento queríamos hacer la ruta más larga, y si hay alguien que nos quiere ayudar, algún escritor preferiblemente de la zona o leonés, y nos deja un trocito de texto, lo llevaremos adelante igual que hemos hecho con este».
El paseo, de 5,5 kilómetros, se inspira en un relato del escritor leonés José María Menéndez López: Celorio el de Geras. Tú sabes
«Celorio viene al mundo fuera de tiempo, a sangre, de nalgas: su madre lo nace en las tierras, en Geras, y su padre, comadrón por necesidad, deja en claro la azada para arrancárselo del vientre a fuerza de manos, que las tiene como garras. De aquello le queda a Celorio un hablar timbrado, la frente desacostumbradamente ancha, unos ojos afilados y como llenos de agua, y cierta apariencia de ave zancuda; le queda también el cuello rígido y un no poder acostarse para dormir, ni para nada, cosa que hace de pie, estribado en una estaca, en una sebe, o contra un árbol, o en cualquier sitio si tiene gana».
José María Menéndez López
En Paradilla de Gordón, junto a la ermita, hay un merendero con tres mesas y bancos que ya querrían muchos restaurantes. Tomar el bocadillo arropado por los paisajes montañosos del Pico Bustillo o la Peña del Altico es más que recomendable.
Una vez hecho el descanso, la ruta continúa por los caminos que discurren junto a la carretera que desciende hasta Geras. Dejamos Paradilla a nuestra espalda y bajamos por esta carretera. Solo unos metros después encontraremos a nuestra izquierda la entrada al camino. Descendemos por él y nos encontraremos a un trasgo descansando entre las rocas, una escultura elaborada también por Amancio y a la que acompaña un texto de Manu Ferrero.
Continuamos hasta llegar a la carretera por la que accedimos al aparcamiento. La cruzamos y atravesamos un puente que salva el Río Casares. Cogeremos un desvío a la derecha para continuar el camino siempre junto al río por praderas y unos senderos con mucha magia.
Prácticamente al final deberemos cruzar un arroyo antes de concluir la ruta y llegar a la carretera. Continuamos por esta unos metros y llegamos de nuevo hasta donde dejamos el coche.
El cuento sobre Celorio está repartido en ocho estrofas que están puestas a lo largo de la senda, cuatro en terreno de Geras y otras cuatro en el de Paradilla, y en medio de las dos la gran mano de mármol negro de Amancio. La senda finaliza en la iglesia de la localidad de Paradilla, en el punto más alto del pueblo.
En la ruta se relata el cuento que ha inspirado esta senda. La historia se asienta en una amistad de infancia, de las de verdad, que se vio interrumpida por la guerra. «Celorio, que nació en Geras, tuvo un amigo que era Paco al que quería mucho, le regalaba piedras, que él creía estrellas. Por vicisitudes, llegó la guerra. En un puesto de guardia, Celorio se durmió y tuvo un problema. Lo quisieron fusilar, de hecho le pegaron un tiro, pero no le mataron. Paco, cuando lo iba a rematar el capitán, mata al capitán. Coge el cuerpo de Celorio y lo sube a Paradilla, donde siempre había soñado acabar. Cuando Paco regresa, los compañeros no dan parte, y es por un amigo».
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Fuente y Fotos: Menudo es León