100 años no se celebran todos los días y 101 años menos. El Ayuntamiento de Sariegos homenajea a Sabina Gundín en la Residencia La Era de Pobladura del Bernesga, el día de su 101 cumpleaños. La Residencia La Era de Pobladura del Bernesga ha celebrado hoy fiesta para festejar los 101 años que cumplía una de sus residentes, Sabina Gundín Gundín.
Sabina ha recibido el cariño de sus compañeros y trabajadores de la Residencia y el homenaje del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Sariegos, que quiso tener un detalle con una de sus vecinas, Sabina, natural del pueblo de Langre del Bierzo, que estuvo acompañado por gran parte de su amplia familia que forman 11 hijos que tiene vivos, 23 nietos y 25 biznietos.
Quienes la han conocido desde que era joven destacan de Sabina Gundín su fortaleza, la afición a la música, especialmente a los bailes regionales, la canción española, el acordeón y la pandereta, instrumento que tocó durante muchos años.
101 años de una vida muy intensa
A sus 101 años, Sabina tiene una salud de hierro, un sentido del humor que destacan quienes comparten cada día con ella su estancia en la Residencia La Era y una memoria privilegiada para su edad “tanto que es capaz de enumerar los partidos judiciales de muchas provincias de España, que se sabe perfectamente la tabla de multiplicar y que le gusta mucho cantar”, destacan desde la residencia del Ayuntamiento de Sariegos.
Fue el verano pasado, el 19 de julio, cuando Sabina llegó a la residencia de Sariegos donde se ha adaptado muy bien. “El trato cercano y con mucho cariño que allí se da a todos los residentes” señala su hija Pasión, que se enorgullece de las palabras de Sabina que presume de “que la mejor herencia que tengo es el cariño de todos los hijos y de la gente que me cuida”.
Una vida intensa y sencilla granjeada desde sus primeros años de vida en los que recibió la educación que en aquellos años previos a la Guerra Civil se podía tener en una localidad pequeña como la suya, aprendiendo a escribir y la cuatro reglas. Años duros en los que tuvo que ayudar en su casa, por ser la mayor de cinco hermanos, lo que le hacía ejercer casi de madre con los pequeños, llegando a trabajar en la mina desde una edad muy temprana, destacando ya entonces por sus valores y unos pensamientos muy adelantados para aquella época que le tocó vivir. Casada con un minero asturiano, el campo, la casa, sus hijos y la mina ocuparon sus días, trabajando sin descanso para sacar adelante una amplia familia, dando todo lo que podía a sus hijos, como después mimó a unos nietos que la adoran y que muchos de ellos la acompañaron en su cumpleaños, con alguno de sus biznietos para completar su alegría en un día inolvidable para Sabina y todos los que la acompañaron en su aniversario