La organización agraria ASAJA, Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores, ha manifestado que “apoya el protocolo de regulación de la población de lobo ibérico en el Parque Nacional de Picos de Europa”. El próximo lunes, el protocolo se someterá a la consideración del Patronato del parque.
El documento surge por la necesidad de regular la población de lobos para hacerla compatible con el mantenimiento de la actividad económica que representa la ganadería extensiva. Los gestores del Parque consideran que en la conservación de la especie se ha de tener en cuenta la reducción de los daños y la compensación al ganadero por dichos daños, y afirma que la simple compensación de daños palia el problema pero no lo resuelve.
ASAJA comparte plenamente afirmaciones tales como que los daños provocan cambios en la actividad ganadera que pueden conducir al abandono de la misma, que hay poco margen para medidas preventivas, y que el abanado de la ganadería, además del componente socioeconómico, tiene otro medioambiental al perjudicar a la biodiversidad, el abandono de las praderas y la formación de matorral que incrementa el riesgo de incendios.
Dado que con el actual nivel de daños “ni la compensación ni la prevención pueden ser eficaces”, el Parque ha decidido que “para mantener los daños en un nivel asumible la clave es regular la población de lobos”, aprobándose cada año un cupo de extracción de ejemplares de lobo una vez vistos los informes técnico- científicos. Estos controles contemplan también el uso de armas de fuego.
Con independencia de que las capturas de lobo sean o no las suficientes para minimizar el problema, ASAJA comparte el análisis de la situación, quizás nunca antes reconocido por una administración pública, y comparte las conclusiones a las que han llegado los técnicos del Parque y los miembros del grupo de trabajo que se constituyó para este fin, que se resumen en la decisión de llevar a cabo un control poblacional periódico y sistemático.
Pide que estos principios y criterios que ahora se adoptan para Picos de Europa se hagan extensivos a otras figuras de protección, como el Parque Natural de Babia y Luna, y a otros territorios de la provincia no incluidos en figuras de protección donde los lobos son un serio problema para la actividad ganadera, como por ejemplo el Bierzo y la Cabrera.
También demanda controles poblacionales efectivos -bien por la guardería, por los cotos de caza o por ambos-, que no se introduzca la especie donde históricamente no estuvo presente – expansión del lobo-, y que se indemnice a los ganaderos por todos los daños que ocasiona el cánido incluyendo el lucro cesante.