La Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León publicó el pasado 11 de diciembre la licitación de la red de calor con biomasa de la localidad leonesa de Ponferrada. Esta red de calor con biomasa suministrará energía térmica para dar servicio de calefacción y agua caliente a más de 20 edificios públicos de la zona norte del municipio.
Centros educativos, sanitarios, instalaciones deportivas y edificios administrativos formarán parte de esta red de calor con biomasa, a la que también podrán adherirse los bloques de viviendas de la zona con calefacción centralizada.
En la primera fase se construirá la central de producción de energía térmica, en la que inicialmente se instalará una caldera de biomasa 4,5 MW, con una instalación preparada y diseñada para albergar otras dos calderas de 4,5 MW -potencia máxima futura 13,5 MW térmicos-. Estas calderas de calefacción serán de última tecnología y emplearán como combustible madera natural, en este caso chopo, pino y roble procedente de masas forestales de la zona.
El equipo de combustión ya está siendo instalado, junto con elementos auxiliares como el silo para la astilla, el sistema de alimentación a caldera y el electrofiltro para el tratamiento de los gases de escape.
El silo tiene una capacidad para contener 320 m³ de astilla (alrededor de 65 toneladas) y ha sido equipado con un sistema de extracción por piso móvil. La alimentación a caldera se realiza con empujadores.
El proyecto ha sido impulsado por la Junta de Castilla y León, dentro de los proyectos de ahorro y eficiencia energética promovidos a través de la Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente de Castilla y León (SOMACYL). Las calderas utilizarán como biocombustible, astillas de madera procedentes de masas forestales de la zona.
El presupuesto estimado para la obra de la primera fase es de 4.058.779 euros, a lo que se sumaría un millón de euros más en cada una de las siguientes fases. La capacidad máxima de suministro de energía térmica es de 25.000 MWh al año y el consumo máximo previsto de biomasa, de 7.800 toneladas al año, lo que supone una reducción de emisiones de CO2 anuales de 6.000 toneladas.