Dicen que el cliente siempre tiene la razón. Pero para algunos responsables de negocios esto está bastante lejos de la realidad. Es el caso de una peluquera de Trobajo del Camino, que no dudó en insultar a una clienta por un pantalón «de perrona». El caso es aún más escabroso teniendo en cuenta que la clienta de esta historia sufre una depresión. La humillación a la que esta peluquera la expuso ha provocado graves consecuencias en la mujer.
La mujer no quería salir y después de que su familia la convenciera, con mucho esfuerzo, para «arreglarse» acudió a una peluquería del barrio en Trobajo del Camino. Habitualmente, el personal de peluquería es amable, atento y consciente de ciertos problemas con los que están habituados a lidiar. Pero aquí o no es el caso o no era el día. Después de arreglarse el pelo, volvió con su marido (que la acompañó en todo momento) a su casa.
Al acabar el «arreglo del pelo» comprobaron que el pantalón que llevaba se había manchado con el tinte. En ese momento, la «jefa» asegura que no pasa nada mientras otra peluquera frota allí mismo el pantalón con las manos. «¿Pero tú sabes cómo está tu mujer? Si no paraba, la hemos tenido que limpiar hasta las manosr» justificó la peluquera que añadió «eso sale con kH7». El hombre, bastante molesto (como se puede imaginar), respondió «sé perfectamente como está mi mujer y no me digas mentiras, porque yo he estado aquí y no la han tenido que agarrar». «Bueno, da igual, eso con KH7″ insistió. La cuestión es que el matrimonio abandonó la peluquería traumatizado por la experiencia vivida. No entendían que un negocio como ése, no se hiciera cargo de la limpieza del pantalón, ya que posiblemente cuenten con un seguro para esos casos».
«¡Por unos pantalones ‘de perrona’!»
El hombre, sin mucho más que decir y muy dolido, volvió a su casa con su mujer (callada y entristecida). Lavaron los pantalones según indicaciones recibidas, pero la mancha seguía. Así que, al día siguiente, regresó a la peluquería. «Que te he dicho que con KH7» exclamó la peluquera al recibirle con el pantalón en la mano. «Anda, trae para aquí» escupió mientras cogía los pantalones. «A ver… ¿tienes el ticket?» preguntó la peluquera. El hombre, aún más molesto y muy indignado, le explicó «no guardo el ticket de todo lo que compro». Con aires de grandeza la peluquera se volvió e insistió , «pero vamos, dónde los compraste, cuánto costaron». «Fueron 15 euros» respondió el hombre. «¡Y por unos pantalones de perrona me das tanto la lata!, ¡vamos, dime dónde los compraste que voy y le compro unos a tu mujer!» le espetó con dureza al hombre.
Casi sin poder creerse lo que estaba viviendo el hombre insistió que los llevaran a la tintorería. Dejó los pantalones en la peluquería para que los llevaran a la tintorería. Hace unos días, el hombre regresó a por los pantalones, según le vio la peluquera, sacó los pantalones de un cajón se los entregó con desdén al hombre. «Que mire tu mujer a ver si se quitó la mancha». El hombre comprobó que la mancha seguía allí (es más, no parecían más limpios que cuando los había dejado él). No quiso entrar en más polémica y abandonó el lugar tremendamente indignado.
La mujer no quiere volver a «arreglarse» después de la traumática situación
Toda esta situación ha provocado además que la mujer, aquejada de diferentes dolencias, haya visto agravada su situación y se niegue a volver a acudir a «arreglarse» a una peluquería debido a los malos modos y la actitud de una peluquera que poco tiene de profesional. Traumatizada, humillada y dolida por un pantalón «de perrona» que una peluquera utilizó en su contra.
Digital de León no se hace responsable de lo aquí escrito, ya que es un texto remitido por uno de nuestros lectores que nos narra la traumática experiencia.