El Monasterio de Santa María la Real ubicado en un pueblo de León es un tesoro cisterciense del siglo XII
En el pequeño municipio leonés de Gradefes se alza el Monasterio de Santa María la Real, una joya arquitectónica fundada a finales del siglo XII por Teresa Pérez, quien trajo a la primera comunidad de monjas cistercienses desde Tulebras (Navarra).
Declarada Monumento Histórico-Artístico en 1924 y Monumento de Interés Cultural en 1985, esta iglesia destaca por su singular cabecera con girola, única en el monacato cisterciense femenino. Su estilo románico de transición y sus bóvedas nervadas revelan la evolución arquitectónica de la época, con capiteles decorados que, aunque modestos, presentan figuras fantásticas contrarias a las estrictas reglas cistercienses dictadas por San Bernardo.
Entre las curiosidades del monasterio se encuentra la figura del «Niño Peregrino», vestida únicamente como peregrino durante los Años Jacobeos, y unos versos antiguos que invitan a la reflexión al cruzar sus puertas.
A pesar de los desafíos históricos, como la exclaustración de 1835 y el Decreto Republicano de 1868, las monjas cistercienses lograron preservar este recinto que sigue activo y abierto al público todos los días de 9:00 a 20:00 horas.
Además, los visitantes pueden adquirir las famosas «Virutas de San José», unas delicadas pastas elaboradas por las religiosas, disponibles únicamente en el monasterio.