Un vecino de Otero de Curueño, harto de los vehículos que pasan por la carretera de su pueblo como si ésta fuese una autovía, fabrica y coloca un radar falso con el fin de asustar a los conductores y que éstos bajen su velocidad.
El interesante artilugio se compone de una caja de zapatos, cinta verde, cartón para simular las antenas y un cordón de zapatillas para sujetar el «invento», que ha logrado el propósito de este vecino: que los vehículos que pasen por esa carretera bajen su velocidad.