El pasado martes 11 de junio de 2019 el Papa recibió, en audiencia, al Cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y autorizó promulgar los Decretos de martirio para la beatificación de María Pilar Gullón, Pilar Gullón, Octavia Iglesias y Olga Pérez, enfermeras católicas laicas de la Cruz Roja, que fueron martirizadas por odio a la fe el 28 de octubre de 1936 en Pola de Somiedo (Asturias) durante la Guerra Civil española.
Las tres enfermeras y su martirio
María Pilar Gullón Iturriaga, de 25 años, nacida en Madrid, era la mayor de cuatro hermanos, miembro de la Hijas de María, de las Conferencias de San Vicente de Paúl y de Acción Católica.
Octavia Iglesias Blanco, de 41 años, nació en Astorga, era hija única y había vivido siempre con sus padres, Era prima de Pilar y, como ella, de las Hijas de María, las Conferencias de San Vicente de Paúl y la Acción Católica, además de catequista.
Olga Pérez-Monteserín Núñez, de 23 años, nació en París, en uno de los viajes profesionales de su padre, un pintor natural de Villafranca del Bierzo asentado en la capital maragata.
A principios de octubre de 1936 Pilar, Octavia y Olga fueron enviadas a un puesto sanitario ubicado en Somiedo, en la zona de montaña limítrofe entre León y Asturias, cerca del frente.
Abusadas, vejadas y asesinadas por delitos de odio contra la fe
El 27 de octubre, milicias locales realizan un ataque en el que son asesinados los oficiales al mando, el médico y el capellán, así como los 14 heridos que recibían allí atención sanitaria. Las enfermeras son apresadas y pasan la noche en cautiverio en Pola de Somiedo, en las barracas donde se alojaban los milicianos, quienes abusaron reiteradamente de ellas.
En la mañana del 28 de octubre de 1936 varias milicianas se ofrecieron como voluntarias para fusilar a las prisioneras. Tras negarse a renegar de la fe, las despojaron de toda su ropa, y las llevaron arrastradas a un prado donde hacia el mediodía las ataron y las fusilaron, repartiéndose después sus ropas. Por la tarde vejaron los cuerpos hasta que en la noche fueron sepultadas en la fosa común, que fueron obligados a cavar dos prisioneros también ejecutados luego.
Los restos de las mártires descansan en la Catedral de Astorga
Una vez terminada la guerra en el norte de España, a principios de 1938 fueron repatriados los restos de Olga, Octavia y Pilar a Astorga, en cuya Catedral fueron depositados con todos los honores en tres nichos.
En 2006, descendientes de Pilar Gullón, en nombre de la fundación Enfermeras Mártires de Somiedo, pidieron a las autoridades eclesiásticas iniciar el proceso de beatificación.