El Gobierno de Pedro Sánchez rescató el Ministerio de Industria y, casualidad o no, desde entonces no han dejado de estallar conflictos laborales propiciados por la decisión de compañías multinacionales de cerrar sus fábricas en España, como es el caso de Vestas en León.
En Galicia la atención se ha centrado en la estadounidense Alcoa, que decidió clausurar sus plantas de aluminio primario de A Coruña y Avilés (Asturias). Pero antes fue la danesa Vestas la que anunció el cierre de su planta de componentes eólicos en Villadangos del Páramo, en León.
Ahora la ministra Reyes Maroto busca alternativas para más de 1.200 trabajadores afectados por estos cierres, con fuertes impactos en esas zonas.
Las causas del cierre de Vestas
La salida industrial distinta parece que es la de la factoría de Vestas, donde surgió un inversor dispuesto a hacerse con la fábrica de componentes eólicos con 362 operarios.
En el caso de Cemex están en juego 198 empleos directos (104 en Lloseta y 95 en Gádor). Mientras, en Alcoa la pérdida de empleos sería de 681 en caso de cierre (369 en A Coruña y 317 en Avilés).
La cuestión energética es el nexo que une a las tres clausuras anunciadas por Vestas, Alcoa y Cemex.
La Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE) ya alertó también de que la subida de precios de la electricidad pone en peligro la continuidad de más industrias.