La enemistad entre María Dolores de Cospedal y Soraya Sáez de Santamaría viene de lejos, concretamente desde hace diez años. Pero hasta ahora había quedado encerrada entre las cuatro paredes del PP. Ahora ya lo hacen en público, sin disimulos.
¿Por qué se llevan tan mal?
Dos abogadas del Estado, carácter fuerte, mucha personalidad… y ambición de poder. Un duelo en el que solo puede quedar una.
Las dos se consideran «atacadas por la otra» y cada una quiere tener a su lado a los que «no soportan a la otra».
«Hemos llegado a un punto en el que la ministra de Defensa cree que la vicepresidenta la espía a ella y a su marido a través del CNI. Ya no importa que sea verdad o no, la vida es lo que parece que es», nos cuentan en los mentideros varones del PP.
Y nos siguen contando, «La gota que colmó el vaso fue en la convención del partido en Sevilla. Cospedal le dio con la puerta en las narices a Soraya cuando no dejó que entrara al restaurante donde íbamos a comer».
Los hechos fueron los siguientes. La vicepresidenta abandona el hotel donde se celebra la convención y sube al coche oficial dirección al restaurante. Al llegar a la puerta, un colaborador de Cospedal comunica a la funcionaria de protocolo que la vicepresidenta no puede entrar porque es un acto del partido y no del gobierno. Entonces, el coche de la vicepresidenta se da la vuelta y abandona el lugar.
Cuando los asistentes a la comida se enteran de lo ocurrido se quedan sin palabras. Quien relata los hechos lo hace «maquillando» la situación, intentando «no reconocer» lo que sucedió. «Fue violento y desagradable, no había necesidad».
La celebración del día de la Comunidad de Madrid marca un antes y un después dejando al aire «sus relaciones». La foto del 2 de mayo lo dice todo.