Cifuentes dimite tras salir a la luz el vídeo del supuesto hurto de dos cremas rejuvenecedoras en un supermercado, pese a haber dicho que se trató de una «acción involuntaria«. Asegura que fue extorsionada por este vídeo y lo puso en conocimiento de la policía, y que forma parte de una campaña de desprestigio que está sufriendo.
La Presidenta de la Comunidad de Madrid en una rueda de prensa ha declarado: «Esta grabación se ha utilizado en este momento para ir más allá de lo político y querer rematar algún tipo de campaña personal».
A las 12:00 Cristina Cifuentes ha confirmado: «Renuncio a la presidencia de la Comunidad de Madrid», manifiesta no querer poner en riesgo la buena gestión hecha durante su mandato y asegura que ya había tomado esta decisión hace unos días.
Acosada desde su propio partido y desde la izquierda, ansiosos todos ellos por el poder en Madrid, Cifuentes ha decidido dimitir, cosa que pensaba hacer después de los actos del 2 de mayo, según sus propias palabras. No es misión de este medio juzgar ni la dimisión ni los hechos previos que la han precipitado. Producida ésta, sí que debemos reclamar que todos aquellos que han falsificado sus currículums o han mentido sobre su patrimonio, de todos los partidos políticos, deben seguir el mismo camino. Si no lo hacen, lo que se habrá conseguido con el máster y las cremas es demostrar que la política española es un charco donde chapotean los más perniciosos políticos del mundo, obsesionados sólo por el poder y nunca porque la ética presida su acción, ni que estén al servicio de los ciudadanos, sino de sí mismos.
La decisión de Cifuentes es correcta e inevitable.