Según datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2019 fueron 14.112 los menores condenados por sentencia firme en España. Dentro de este valor, 11.160 fueron varones y 2.952 mujeres. Sin dejar a un lado a los 416, de ese conjunto total, que fueron condenados por delitos sexuales. Y teniendo en cuenta que los datos son referidos a menores con edades comprendidas entre los 14 y los 17 años, resulta muy alarmante. Hoy hablaremos sobre las conductas delictivas en adolescentes.
Comienzo de esta problemática en edades cada vez menores
Y es que cada vez se conocen casos de estas características a edades más tempranas, dejando entrever que la sociedad, más aún la infancia, está especialmente desprotegida y anulada.
Niñas y niños menores de edad que son apaleados, brutalmente maltratados psicológicamente debido a comportamientos abusivos y delictivos derivados de su grupo de iguales. Ya sea en la escuela o en su entorno más cercano.
Esto preocupa, lo hace especialmente porque no ha quedado muy atrás el caso de Amanda Todd, por ejemplo. Una adolescente que en el año 2012 conmocionó a toda la opinión pública alertando de la peligrosidad del bullying y ciberbullying alertando de su peligrosidad como factor potencial del suicidio.
24 millones de niños son víctimas de estas conductas delictivas por parte de adolescentes
Y es que la Asociación Británica Beat Bullying declara que hasta 24 millones de niños y jóvenes son víctimas de acoso y maltrato por bullying al año. Siendo Reino Unido el país más afectado por esta lacra, según la ONU. Muchos de estos casos terminan de la peor manera y es realmente estremecedor.
¿Quién tiene la culpa?
¿Quién tiene la culpa? ¿La víctima, por no pararlo a tiempo, avisar a sus mayores o enfrentarse al maltratador? ¿O bien el verdugo por ejercerlo?
Incógnitas que muchos profesionales, científicos e investigadores han intentado responder a lo largo de los años, haciendo especial hincapié en la importancia del entorno de los y las menores en cuestión. Así como abogando por una educación emocional de calidad a edades tempranas que permitan identificar, reconocer y poseer estrategias y herramientas que permitan a los y las menores no ejercer ni permitir este tipo de situaciones.
Los Espabilados
Recientemente se ha estrenado en Movistar+ la serie Los Espabilados. La cual muestra a un grupo de menores en un centro psiquiátrico infantil con el objetivo de hacer ver a los espectadores que no son niños raros, locos o conflictivos.
Solo son niños y niñas a los que no comprenden, por los cuales no se han preocupado. Dejando de ahondar en las causas reales de sus comportamientos disruptivos y delictivos. Sin tener en cuenta que un entorno familiar vulnerable y desestructurado, deriva en muchas ocasiones en este tipo de problemáticas.
Resuelven los problemas con siete pastillas para que estén tranquilos
Problemáticas que no pueden ser resueltas con siete pastillas diarias “para que estén tranquilos”. Sino con mucha terapia y centralización en los problemas y causas del comportamiento pueril.
He leído recientemente una crítica que ha recibido alegando que era una historia destinada a niños y niñas, adolescentes, atormentados; más allá de eso no servía para más.
Y yo me planteo una cuestión, en cuanto a las conductas delictivas en adolescentes, y os invito a reflexionar: ¿realmente un guion de estas características (si no la habéis visto os invito a hacerlo), puede ir dirigido a “adolescentes atormentados”? ¿No puede ir dirigido también a todas esas personas que categorizan a los adolescentes, limitándose a decir que son rebeldes, que no les han educado como deberían o que están perdidos en la vida porque no saben nada de la misma?
En consecuencia, creo que responder a cuestiones de este calibre, preocuparse realmente por los motivos que llevan a delinquir más que por el delito en sí, son factores fundamentales para no configurar adolescentes atormentados.
Cintia del Campo