Por mucho que lo pretendan, el animalismo no es una corriente de pensamiento, simplemente es un grupo radical de cobardes, egoístas e insensibles a los que les encanta insultar y hacer ruido.
Utilizan la desgracia ajena como reclamo propagandistico
No tienen corazón, ya lo hemos podido comprobar más veces de las que nos gustaría, como ocurrió en el caso de Mel Capitán o del joven Adrián, cuyo sueño era ser torero. Ahora lo hemos vuelto a corroborar, al alegrase de la muerte del joven del 13 años que fallecía en una cacería en Valladolid este sábado.
Además, la muerte del joven ha sido utilizada por Ecologistas en Acción para reforzar su campaña anticaza y por el partido político PACMA para dar difusión a una de las premisas de su programa electoral: la prohibición de la caza, por considerarla una actividad violenta.
¿Quiénes son los violentos?
Sus desagradables comentarios, sus llamamientos en alza del terrorismo, su incitación al odio, quitan cualquier condición de persona que puedan tener. Son de otro mundo, algo más bien cercano a lo satánico, a una mentalidad retrógrada que bien podría asimilarse a la de la caza de brujas de la Edad Media. Los cazadores están hartos de recibir continuas faltas de respecto.
Algunos de los comentarios inhumanos de estos desalmados muestran una deleznable felicidad por la muerte del menor, denominando la tragedia como «justicia divina» o manifestando que «se lo tienen merecido por estar donde no se debe». Otros comentarios que definen la catadura moral de esta gente son estos:
«No es un accidente si al asesino se le ha proporcionado una licencia para matar y una arma de fuego. No es accidente si al niño lo dejan presenciar asesinatos de otros seres. En tanto se permita esto, no es un accidente, es una consecuencia de un sistema que NO FUNCIONA».
«Los cazadores disfrutan matando animales, a partir de esta premisa todo lo que surge alrededor de ellos es sufrimiento, degradación y muerte, son psicópatas».
«El que con fuego juega… Los padres tienen lo q fueron a buscar. Mala suerte».
«Por lo pronto los familiares cazacas del niño no creo que vuelvan a cazar a menos que sean hipercrueles y cada vez hay menos asesinos a sueldo del puto estado…».
Aunque, entre tanta bazofia hemos encontrado algún que otro comentario de personas que cuentan con alguna capacidad normal de raciocinio:
«Como animalista, se defiende el derecho animal porque queremos que se les vea como un igual, a todos y cada uno de los animales porque todos merecemos vida. Precisamente por ello… Los que no sentís pena por la muerte de este niño, no es que seais animalistas, sois inhumanos y, con permiso, mala gente… Teniendo mucho menos corazón que los propios cazadores. Mal, fatal llevar a ese niño dónde hay armas de fuego, no ha estado bien pero, creo que precisamente si luchamos por terminar con el sufrimiento y muerte de animales, respetando sus vidas, debemos empezar por respetar el dolor de una familia que ha perdido un niño… La vida de algo tan importante, un angelito… Un mínimo de respeto y sobretodo corazón, por dios. Descansa en paz pequeño…».
«Soy votante de Pacma desde hace años, animalista y totalmente contrario a la caza, pero me parece que este trágico hecho se está utilizando con fines partidistas que no me gustan nada. Fue un accidente. Punto. La caza es deleznable de por sí, pero no me parece ético utilizar este hecho de la forma que se ha hecho».
Incluso un usuario destaca el proceder de la presidenta de uno de estos grupos radicales cuando alguien le pregunta sobre el caso: «Si preguntas a su presidenta, la Sra.Barquero, que dé su opinión sobre los ‘animalistas’ que se mofan de la muerte de un menor en una cacería, borra tu comentario y luego te bloquea en sus redes. Es su nueva forma de hacer política».
Un vídeo que demuestra la calidad humana de estos grupos
Con motivo de los mensajes de celebración de la muerte del joven, el movimiento popular «El mundo rural y sus tradiciones» ha divulgado en su página de YouTube un vídeo con muchos de los mensajes que habitualmente inundan las redes sociales de estos individuos radicales. Algunos nos dejan sin palabras.