Valencia de Don Juan inauguró ayer su Feria de Febrero. Una cita que ha cumplido 102 ediciones y que se caracteriza por ser un evento en el que se da cita todo el sur de León. Además de ser el mayor escaparate del sector primario es un enclave idóneo para afianzar relaciones comerciales y, por qué no, estrategias políticas. Habitualmente, la Feria de Febrero en los años políticos sirve de «termómetro político» para calentar los motores en los años políticos como éste.
Sin embargo, este año no ha sido así. Al menos en la inauguración de la Feria que tuvo lugar este jueves. Muy floja la inauguración, más si se echa atrás la mirada y se recuerda en la época en la que se paseaban el presidente de la Junta de Castilla y León además de tres o cuatro consejeros por un lado y por otro la presidenta de la Diputación. Años en los que los políticos usaron esta Feria como trampolín para las elecciones al tiempo que daban visibilizar a una cita con abolengo.
No hubo termómetro por la falta de políticos
Este año, siguiendo la tónica de la actual corporación, faltaron las grandes personalidades políticas. Eso sí, la Feria rindió homenaje a un hombre de campo que bien merecido tiene el reconocimiento. El histórico Matías Llorente, fundador del sindicato Ugal-UPA fue invitado a ofrecer unas palabras. Algo que salvó la situación y regaló a los presentes un siempre digno discurso improvisado. Pero faltó el corte de cinta y los habituales de la cita extrañaron que no hubiera un «castillo» de recuerdo para Llorente. Cosas de la improvisación.
Ni presidente de la Diputación, ni la diputada nacional oriunda de la localidad… Hubo falta de ese «termómetro político» y es que si hay que fiarse de lo que se vió ayer… el sur de León parece carecer de valor dado el poco paseillo político. Más así se cumplió una de las ideas del actual gobierno… no utilizar esta feria para estos fines.
Pero, ¿qué es un chuletón sin sal? Pues así, una inauguración sin corte de cinta. Cosas modernas.