Con dos años, Rafael Mayer todavía no hablaba. Su madre preocupada por esta anomalía, lo llevó a un neuropediatra, quien le diagnosticó de autismo severo. Otros tres médicos corroboraron el diagnostico.

Rafael es el tercer hijo de los cuatro que tienen Juli y Valcir Mayer, quienes viven viven en Timbó, en el estado de Santa Catarina, en el sur de Brasil. La padres estaban preocupados por como avanzaría el menor con los años. «Los médicos ni siquiera sabían si mi hijo conseguiría hablar», dice su madre en una entrevista a BBC Brasil. Nadie supo prever que su hijo sería todo un ejemplo de superación.

A Juli le recomendaron que el niño usara la tablet para mejorar su aprendizaje. Rafael pasaba horas viendo videos de YouTube, principalmente en inglés. Con casi 4 años, en una sesión con la terapeuta del habla, comenzó a hablar inglés para sorpresa de su madre, ya que nadie de su entorno lo hablaba ni había recibido clases.

La hiperconcentración fue uno de los motivos fundamentales del inesperado aprendizaje del niño. Algunas personas diagnosticadas con TEA desarrollan esta capacidad que les permite mantener una atención centrada en un tema limitado como puede ser un idioma, ciencia, música…

Gracias a internet también aprendió el esperanto y el lenguaje de señas brasileño. Sin embargo, su familia no podía comunicarse con él pues solo hablan portugués. Hasta los 5 años no aprendió portugués, gracias en parte a que comenzó a asistir a la escuela. «Pero hasta hoy, el portugués es el idioma con el que más dificultades se encuentra, porque tiene problemas para pronunciar varias palabras», comenta Juli.

Hoy en día, y con tan solo 7 años, Rafael ya es capaz de hablar otros cinco idiomas: español, ruso, japonés, alemán e italiano. Además, está aprendiendo árabe. La música se convirtió en su mejor aliada para comunicarse con su familia, sobre todo cuando todavía no sabía portugués. A través de canciones, en su mayoría en inglés, lograba hablar con su familia.