Los nuevos cambios de la movilidad en la ciudad obligan a repensar el transporte público. Es duro admitirlo pero así es y lo afirman los propios representantes sindicales de los trabajadores de Alesa.
En los últimos años se han desarrollado cambios sustanciales en la movilidad leonesa, con la generalización de peatonalizaciones, medidas de pacificación del tráfico con los peatones como las zonas 10, 20 y 30, recuperación de espacios para los viandantes, extensión del carril bici… y otras que están a punto de sucederse como la ZBE; todas estas medidas «que compartimos, siempre y cuando obedezcan a planificaciones detalladas y efectivas» afirman los representantes sindicales. La idea es promover una movilidad sostenible, devolviéndole espacios a los leoneses y «procurándonos una ciudad más saludable y atractiva.
El declive del transporte público
«Si bien, todo ello tiene repercusiones directas sobre el transporte público que han de atender de manera perentoria; no es posible seguir dilatando su observación ya que con ello se sustentan y promueven disfuncionalidades en este servicio, que merman su efectividad, afectando a todos los ciudadanos, que lo sustentan» manifiestan los representantes.
Graves alteraciones en las frecuencias debido a la reducción de velocidades, el incremento de recorridos, a los que hay que sumar el que se hizo en 2013 que afectó a gran parte de la red. A ello hay que añadir la ausencia de normativas especificas de uso (por ejemplo de rampas), la falta de renovación del equipamiento de red (por ejemplo modernización de paradas), así como la falta de medidas valientes de promoción del transporte público (reserva temporal de carril, prioridad semafórica…), hacen inviable que la red funcione bajo las condiciones previstas.
«Como única solución, empresa y Consistorio apuestan por descargar las responsabilidades en los trabajadores, que a costa de su salud, tratan, desesperadamente de sacar el servicio adelante, ante el abandono flagrante de aquellos» denuncian los trabajadores.