León cuenta con 12.000 empleadas del hogar. Son las que están dadas de alta en el régimen de la Seguridad Social aunque se estima que alrededor de 3.500 más realizan estas tareas engrosando la lista de la economía sumergida. Empleo precario, infravalorado, y escasos derechos reconocidos sin tener derecho a paroson algunos de los males de los que adolece la normativa aprobada en el 2011. Hoy, 30 de marzo, es el Día internacional de las trabajadoras del hogar.
Hasta 2011 no era obligatorio dar de alta en la Seguridad Social a los trabajadores domésticos que no superaban un determinado número de horas. Con la reforma legal se obligó a las empleadores a pagar las cotizaciones desde la primera hora contratada. Aún así, la radiografía del sector refleja una situación que no acaba de normalizarse. Pura Huerta, del departamento de Mujer de UGT, señala que «en un 95% es un trabajo que realizan sobre todo las mujeres, frente a un 5% de hombres y tiene un porcentaje muy elevado de contratos a tiempo parcial«.
En la provincia de Zaragoza, hay unas 9.500; en la de Huesca, en torno a 1.600, y en la provincia de Teruel, 850, detalla Sonia García, secretaria de Acción Sindical de Comisiones Obreras. «Más del 50% son personas extranjeras y de estas, el 52% de países que no pertenecen a la Unión Europea», apunta.
Economía sumergida
Sin duda alguna, el trabajo en negro sigue siendo una de las manchas de este sector. Cifras que alcanzan incluso el 30%. Esta situación se arrastra desde la crisis: «Fue como un sector refugio para muchas trabajadoras que encontraron en este sector una actividad, porque no había alternativas en el ámbito laboral», afirma Pura Huerta.
Señalan, además, que la escasa valoración que existe del trabajo que desarrollan es una losa en sus salarios, que son «bastante bajos». El salario bruto anual, según datos de UGT, «es un 60% inferior de la media de los salarios que cobran el resto de trabajadores».
Falta de derechos y poca formación
No obstante, más allá del salario, la infravaloración llega a otros ámbitos, dejando mermados sus derechos. Aunque con la ley se abrió un nuevo horizonte para reconocer, por ejemplo, el derecho a cobrar una pensión o a cogerse una baja en caso de accidente laboral, lo cierto es que hubo otros muchos aspectos que se quedaron fuera, como el derecho a cobrar el paro. Y así siguen. «No tienen un convenio colectivo que lo ampare y por eso exigimos que el gobierno de Españaque ratifique el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, que regula la actividad del sector de empleo doméstico», explica Huerta.
Exigen, además, una formación específica para el trabajo que realizan. En ocasiones va más allá de la limpieza, que tiene sus dificultades y sus riesgos (uso de productos químicos o trabajos en altura) incluyendo el cuidado de personas dependientes.