A estas alturas, si llevas tiempo en el mundo de la informática o eres un usuario habitual de ordenadores o dispositivos móviles, habrás caído en la cuenta de lo inseguro que parece ser el mundo digital. Desde los medios de comunicación nos bombardean con decenas de incidentes todos los meses, gran parte relacionados con el robo de cuentas de acceso en sitios de Internet, la aparición de campañas masivas de envío de correos fraudulentos, o la aparición de nuevo malware cada vez más sofisticado.
Lo cierto es que el futuro parece poco alentador, después de la enorme evolución que ha experimentado la tecnología en las últimas tres décadas, seguimos experimentando los mismos problemas año tras año, e incluso, nuevas amenazas, con un espectro de actuación más amplio y con una detección tempana que resulta cada vez más compleja y costosa para las empresas de seguridad que tratan de ofrecer soluciones de protección a usuarios y organizaciones.
Hay una parte buena en todo esto y es que hoy día los usuarios son cada vez más conscientes de las amenazas y de que la tecnología tiene cosas muy buenas, pero también, muchos peligros y amenazas, si no hacemos la cosas bien. Y es que la seguridad y la protección en la actualidad, sigue apoyándose en gran medida en los usuarios, en el eslabón más débil de la cadena.
Probablemente los antivirus son las herramientas de seguridad que más tiempo llevan con nosotros y también las que más mala fama han tenido siempre, ya que en muchas ocasiones su efectividad se ha puesto en entredicho. Incluso se ha llegado a decir que son las propias compañías de seguridad las que desarrollan parte del nuevo malware que aparece cada día, evitando así que la demanda de soluciones de seguridad se reduzca. Lo cierto es que no hace falta en absoluto que las compañías de seguridad desarrollen nuevo malware, hay una creciente industria criminal del malware, muy potente, que que se encarga de eso. Las compañías de seguridad tienen suficiente trabajo intentando anticiparse a los «malos».
A pesar de todo, hoy no se puede prescindir de un antivirus, pero constantemente vemos como muchas amenazas no son detectadas inicialmente por estas herramientas, y es que la mayoría de los sistemas de seguridad actuales, se siguen basando en la detección de amenazas previamente conocidas, en base a firmas o huellas que dejan estas amenazas a través de su paso por cualquier sistema.
Por tanto, un Antivirus, nos proporciona un nivel aceptable de seguridad, siempre y cuando sea capaz de detectar la amenaza. Si no lo hace, estaremos totalmente desprotegidos, y tendremos que recurrir a nuestra gran amiga la COPIA DE SEGURIDAD, en caso de desastre total.
Hoy por hoy, la industria de la seguridad se encuentra en una huida constante hacía adelante, intentando contrarrestar la enorme cantidad de amenazas nuevas que aparecen cada día y son muchas. Una compañía de antivirus cualquiera puede analizar cientos de miles de muestras al día y detectar miles de amenazas nuevas cada día. Es cierto que muchas de esas amenazas ya se conocen bien y en muchos casos se trata de evoluciones de las originales, que han sido modificadas, por lo que su detección es relativamente sencilla, pero siempre hay un pequeño porcentaje de amenazas completamente nuevas o incluso, de amenazas que no son detectadas hasta pasados unos meses.
Como usuario o administrador de sistemas, no debes de confiar toda la seguridad a una herramienta Antivirus, por muy completa que sea o por mucha confianza que te pueda dar el fabricante de la solución. Hay un porcentaje muy pequeño de amenazas para las cuales estas herramientas son completamente inútiles y cuanto antes seas consciente de ello, antes comenzarás a tomar otras medidas para conseguir seguridad «extra».
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tbi