De entre las cosas hermosas y bellas que te puedes encontrar, está esta entrañable pareja de abuelos que, con una ternura extraordinaria, visitan los pequeños y agradables rincones hosteleros de la ciudad de León. Este encantador matrimonio, demuestra cada día que el amor, la paz interior, la alegría y las ganas de vivir, son algo que nunca se debe perder.
La parejita de abuelos que conmovió a toda una cafetería
No importa si hace frío o la tarde deja de ser tan luminosa tras el cambio de hora, esta bella pareja de abuelos visita cada tarde las cafeterías del centro de León con una inquietante ternura, logrando con ello que todos los clientes e incluso el servicio, se pare un momento para escucharlos.
Agarrados de la mano…
Manuel y Ana son un octogenario matrimonio que agarrados de la mano salen de su casa en torno a las 17:00 de la tarde para dar un agradable paseo y tomar un café en cualquiera de esos rincones maravillosos de León.
Manuel es un abuelito alto y con una buena percha que siempre se preocupa por su mujer. Él cuida y protege a Ana en cada semáforo, en cada bache en el camino o escalera. Es de esos hombres que colocan la silla de una mujer para que ésta se siente.
Ana por el contrario, es una abuelita de estatura pequeña y que camina con alguna dificultad, pero eso gracias a Manuel eso no le impide pasear y salir cada tarde.
Lágrimas de amor y un recuerdo amargo
Ambos, tras más de un decalustro juntos, terminan su paseo en uno de esos rincones que posee nuestra ciudad de León. Se sientan en una pequeña mesa lo más alejada posible del resto y piden un par de cafés.
En ese momento él, galantemente le toma la mano a ella y comienza dulcemente a entonar una canción de su época. Una época que sin duda, está marcada por el hambre, el dolor, la soledad, el frío y la pena de una España desolada tras una posguerra donde la Dictatadura de Franco estaba en su máximo esplendor.
Suavemente y con un tono muy cálido, su amada esposa también comienza a entonar la canción, pero lo hace con un ligero murmullo que poco a poco se va acoplando a Manuel. Mientras él, que está situado frente a ella, extiende su mano para terminar cantando a la par.
Es tal la dulzura con la que cantan y el sentimiento con el que recuerdan una amarga época, que Manuel siempre termina dejando caer alguna lágrima mientras ella le aprieta su mano.
Pero lo sorprendente no es que Manuel mientras canta y recuerda, deje caer una lágrima por sus mejillas, lo increíble es que algunas de las personas que les escuchan, también lo hagan, a pesar incluso de pertenecer a una época donde si tienes hambre, metes unos céntimos en una máquina expendedora en vez de conformarte con un «cachito de pan mohoso o tener que recoger algo de la basura o mendigar entre las calles«.
Hoy…
Muchas veces, vivimos tan deprisa, que no nos damos cuenta ni apreciamos lo que muchos tenemos, lo que está al alcande sin mayor dificultad y nos olvidamos de cantar, de reír, de sentir el amor de quien tenemos a nuestro alrededor.
¿Dónde encontrar a esta parejita de abuelitos?
Si quieres encontrar a esta maravillosa pareja de abuelos, sólo tienes que pasar algún día por la tarde por la cafetería de la portada. ¿Sabes cuál es?. ¿Les has visto alguna vez?. ¿Y escuchado?