La Rúa se muere y cada vez son más los negocios que se ven obligados a bajar la trapa
La Rúa se trata de una de las calles más míticas y curiosas de toda la ciudad de León, siendo un lugar de encuentro para muchas familias durante varios años por la cantidad de negocios que solía atesorar esta calle ubicada entre la Plaza de San Marcelo y la zona donde del Conde Luna. Pero con el paso de los años, esta calle ha ido quedando cada vez más «huérfana» de negocios locales que llevaban décadas abiertos, siendo un auténtico drama tanto para los propietarios de dichos comercios como para los propios leoneses que se han visto obligados a comprar en tiendas que pertenecen a grandes cadenas.
Nadie parece querer frenar el hecho de que La Rúa se muere cada día un poquito más, siendo cada día más los negocios que cuelgan el cartel de «Se vende» o de «Liquidación por cierre». Locales míticos que han cerrado en los últimos años sumados a los que lo han hecho desde que dieron comienzo las terribles obras de unos apartamentos turísticos, ha provocado que una de las calles con más encanto de toda la ciudad se haya convertido en un desierto sin solución.
Las obras en cuestión han enterrado aún más esta calle, ya que, parte de los leoneses y los turistas evitan pasar por esa zona al mostrar una imagen bastante desagradable por los andamios que estarán ubicados enfrente del mítico Mesón La Perla por más de dos años.
Una calle huérfana de negocios por la crisis
La llegada de las grandes cadenas a la ciudad sumado a la apertura de grandes superficies comerciales ha ayudado a que La Rúa esté más huérfana que nunca en este final de verano. Estos negocios que pertenecen a cadenas internacionales acaparan a la clientela que antes solía comprar en negocios locales para ayudar a sus «paisanos» a llegar a fin de mes y sosteniendo así la economía leonesa. Pero a día de hoy estos locales cada vez cuentan con menos clientes, siendo prácticamente sobrevivir y teniendo más pérdidas que ganancias en una época donde muchos aseguran no tener un negocio viable desde hace años.
El desorbitado precio de la luz y el incremento del precio de los materiales ha obligado a que, estos pequeños locales, tengan que subir el precio de sus productos para subsistir, situación que a muchos no parece gustar ya que no son capaces de ponerse en el «lugar del otro».