El administrador de la catedral de León, Mario González, ha recordado que el incendio sufrido por la ‘pulchra leonina’ el 29 de mayo de 1966 fijó una serie de pautas para combatir el fuego en monumentos de gran valor histórico y artístico.
González, que tenía 13 años en 1966, ha destacado que se le quedó grabado el incendio que vio desde del Seminario en el que ese año cursaba sus estudios. «Fue una imagen tan impactante ver arder la techumbre de la Catedral que se me quedó grabada», ha explicado este sacerdote, que admite que este lunes volvió a su cabeza al ver en televisión el incendio que sufrió Notre Dame.
Del de la Catedral de León se sacaron conclusiones que fueron aplicadas después en otros siniestros, como que el agua era «contraproducente» y que era mucho más eficaz utilizar espumapara combatir el fuego.
González ha insistido en que eso fue lo aconsejado por varios expertos y contribuyó a salvar la estructura del templo, ya que se evitó un mayor peso de la piedra como consecuencia de la humedad, lo que habría facilitado la caída del cuerpo principal de la Catedral y sin duda los daños hubieran sido mucho mayores.
Sobre el incendio de París ha destacado que el hecho de que tardaran tanto en sofocarlo pudo deberse a que la cubierta era de cobre e impedía que cayera el agua. «Imagino que al no caer agua primero tuvo que quemarse toda la madera», ha reflexionado González, que ha deseado la pronta rehabilitación de Notre Dame.
El incendio en la Catedral de León se inició sobre las seis y media de la tarde y fue provocado por un rayo que cayó sobre la cubierta del templo. Debido a que era de día, inicialmente nadie se percató del siniestro hasta que con la llegada de la noche se empezaron a vislumbrar las primeras llamas que rápidamente se extendieron por toda la techumbre.
Otro sacerdote de la Diócesis de León que fue testigo del incendio, Primo Lucio Panero, entonces secretario del obispo Luis Armarcha, ha explicado que cuando se hizo de noche cerrada las llamas eran «espectaculares» y podían verse desde varias localidades del alfoz de la capital. Ante las dimensiones del incendio se trasladaron hasta León dotaciones de bomberos de otras provincias como Zamora, Valladolid, Palencia, Santander y Asturias, que colaboraron en los trabajos de extinción.
Panero rememora más de medio siglo después del siniestro que hubo momentos en los que se pensó que el efecto de las llamas sería devastador para la estructura del templo, si bien finalmente ésta se salvó. El entonces ministro Manuel Fraga Iribarne viajó a León «con un cheque» que le entregó al obispo en mano para que se procediera a la rehabilitación del templo, señala Panero La rehabilitación del templo se acometió de forma inmediata y «en menos de un mes» se había colocado un nuevo tejado con más de 50.000 tejas.
Es necesario implementar planes de prevención en los monumentos
El subdirector general del Instituto de Patrimonio Cultural de España, Javier Rivera, ha alertado de la necesidad de implementar planes de prevención en los monumentos y edificios históricos tras el incendio que asola la catedral de Notre Dame.
Para Rivera, este incidente supone un «impacto terrible» para la sociedad francesa, que pierde una seña de identidad, no sólo cultural sino también una fuente de recursos a través del turismo y el aprovechamiento económico, además de uno de los monumentos más importantes del Gótico. «Es una pérdida de identidad cultural y de valores, de toda la sociedad y de toda la humanidad. Es una de las catedrales del gótico puro francés más perfectas», asegura para añadir que la pérdida de la aguja y las bóvedas de la catedral supone un aldabonazo que debe hacer reflexionar sobre la necesidad de implementar planes de prevención en el patrimonio.
«La mayoría de las veces es por falta de prevención. Hay que invertir dinero», señala este experto, que recuerda que una fatalidad de este tipo puede ocurrir a cualquier monumento, como pasó con la catedral de León en 1966 o hace 20 años con el Liceu de Barcelona.
La Catedral de Notre Dame comenzó a construirse en el siglo XIII y tardó 200 años en culminarse, con múltiples restauraciones, además de la que ahora se ha perdido. «Todo se hubiera salvado si hubiera habido prevención», insiste este experto que asegura que estos planes evitan grandes riesgos y prevén desde el impacto de un rayo, a un atentado terrorista o el vandalismo. Junto con el coste, recuerda que todo lo que todo lo que se reconstruya será un «falso histórico». Por ello, destaca la necesidad de concienciar a Gobiernos e instituciones de la necesidad de este tipo de planes.