El riesgo fue total para los niños más pequeños que se atrevieron a entrar
La carrera de los 10 Kilómetros de León resultó todo un éxito. Un evento que reunió a más de 3.500 corredores este domingo para participar en este evento que ya es todo un clásico en las pruebas deportivas. Además de la gran importancia deportiva de esta prueba, el carácter familiar es evidente en un evento en el que están invitados a participar los colegios de la ciudad de León y todo el público en general. Miles de pequeños leoneses disfrutaron así de una jornada deportiva que también contó con atractivos lúdicos destinados para ellos, eso se supone porque algunos corrieron un riesgo máximo.
Los hinchables fueron, una vez más, la gran atracción de los pequeños. Unas instalaciones que estaban destinadas a niños de entre 3 y 12 años que congregó a un buen número de participantes. No en vano, eran gratuitas por lo que muchos leoneses aprovecharon la ocasión para que los pequeños pudieran disfrutar de estas atracciones de forma libre.
El problema llegó en forma de queja por la «falta de control» y el «máximo riesgo» que supusieron estas instalaciones para los niños pequeños. A pesar de ser dos hinchables no había diferencia de edad en ninguno de ellos, la empresa tan solo notificaba el hecho de «hay niños mayores». Por lo que los niños más pequeños tuvieron que compartir espacio con los niños más grandes (algunos de gran tamaño, incluso de medidas de adulto). Era eso, divertirse con «un riesgo máximo» de quedar aplastado bajo un niño de tamaño de adulto o llorar por no poder entrar en los hinchables.
Algunos padres solicitaron a los monitores presentes que se reservara un hinchable para los niños más pequeños o, en su defecto, que se «reservara» algún pase para los niños más pequeños. A pesar del cabreo presentado y la indignación de las familias, los monitores de la empresa descartaron esta idea. Algo que provocó el enfado de las familias.
«Mi niño de tres años y apenas 12 kilos tenía que compartir con un adolescente más alto que yo que saltaba a lo bestia» comenta un padre indignado que insiste en que «la empresa que lo organiza debería de tener en cuenta esos detalles».
Afortunadamente no hubo que lamentar desgracias, más allá de algún «aplastamiento» sin consecuencias.