No hubo tregua, ni falta que hacía. Desde el primer momento, con una alfombra roja que se tiñó de luto y se convirtió en un desfile de estrellas vestidas de riguroso negro, la 75º edición de los Globos de Oro fue un grito constante contra el acoso y los abusos sexuales en una industria que ha estado callada y mirando para otro lado durante demasiado tiempo. Pero, tal y como proclamó Oprah Winfrey en su histórico discurso: «El tiempo de callar ha acabado. Ya basta»».
La actriz, productora y presentadora subió al escenario para recoger el premio honorífico Cecil B. DeMille en reconocimiento a toda su carerra. Era la primera vez que una mujer negra recibía este reconocimiento concedido por la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood. 75 años han tenido que pasar y en su discurso Winfrey no dejó pasar la oportunidad de arrancar su discurso recordando el momento en el que Sidney Poitier se convirtió en el primer actor negro en ganar un Oscar.
«Recuerdo que su corbata era blanca, su piel era negra, y lo estaban celebrando. Nunca había visto que se homenajease a un hombre negro así», rememoró. Pero si el año pasado el protagonista del discurso de Meryl Streep fue Donald Trump, este año Winfrey escogió un nombre desconocido para la mayoría del público, el de Recy Taylor. «En el año 44 era una joven ama de casa que volvía de la iglesia hasta su casa de Alabama cuando fue atrapada y violada por seis hombres blancos que la dejaron tirada en la carretera. La amenazaron con matarla si contaba su historia(…) Esos hombres no fueron perseguidos. Ella murió hace diez días, justo antes de cumplir 98 años», recordó emocionada la actriz para después denunciar que durante demasiado tiempo «no se ha creído a las mujeres si se atrevían a alzar la voz contra esos hombres».
«Pero ese tiempo ha acabado. Ya basta», proclamó Winfrey que deseó que Taylor «haya muerto sabiendo que su verdad no se olvida». En su discurso la actriz también reclamó que no se mire hacia otro lado ante la «la corrupción, la injusticia» y no se dé la espalda a las víctimas de todos esos secretos y mentiras. «Decir la verdad es el arma más poderoso que todos tenemos.
Y estoy muy orgullosa de todas esas mujeres que se sienten lo suficientemente fuertes y poderosas para contar sus historias», señaló Winfrey que también recordó la lacra de los abusos «no solo afecta a la industria del entretenimiento», sino que se extiende a todas las culturas, países, etnias, religiones y distintos sectores laborales.
En otro momento de su poderoso discurso, Oprah también quio dar las gracias «a todas las mujeres que han aguantado años de abusos y acoso porque ellas, como todas las madres, estaban obligadas a final de mes y cumplir sus sueños».
«A todas las chicas que estén viendo esto les digo que en el horizonte se despierta un nuevo día. Y cuando finalmente llegue ese nuevo día, será gracias a muchísimas magníficas mujeres, muchas de ellas están aquí presentes esta noche, y también con algunos hombres fenomenales, que pelearán duro por convertirse en los líderes que nos llevarán a un tiempo en el que nunca nadie tenga que decir: ‘Yo también’ otra vez», concluyó Winfrey ante un público que emocionado y puesto en pie aplaudió durante varios minutos su discurso.