Este nuevo método de diagnóstico está en principio diseñado para tratar de detectar el cáncer de ovario, hígado, estómago, páncreas, esófago, colorrectal, pulmón y mama. Los científicos estiman que el costo de este examen de sangre único podría ser inferior a los 408 euros.
El tratamiento permite hacer frente a la mutación AKT1, presente en una décima parte de los casos de cáncer de mama y ginecológicos.
En este estudio se descubre por primera vez un biomarcador dinámico de respuesta a la inmunoterapia, que tiene un potencial abordaje clínico para identificar de modo temprano aquellos pacientes que se puedan beneficiar del tratamiento.
Nuestro sistema inmunológico tiene la capacidad natural de destruir todas las células anormales de nuestro organismo, incluidas las del cáncer, pero muchos tumores son capaces de evitar a las defensas del organismo y desarrollarse. Ahora, un equipo de investigadores liderado por Juan Carlos Izpisúa ha descubierto el proceso que lo hace posible.
La proteína integrina ß3 «es la que informa a las células de cual es su entorno y crea estructuras de invasión a otras» y por ello «si se consigue bloquear, no se pueden trasladar a otros órganos». Supone «un paso de gigante» en la lucha contra el cáncer de pulmón, y aseguran que ya existen fármacos autorizados, pero en fase experimental, contra esta proteína.
En los estudios con animales se ha demostrado un 80% de éxito, por lo que los investigadores creen que el descubrimiento «abre la puerta a desarrollar una nueva opción terapéutica con un tremendo impacto».
Los científicos han modificado una molécula para que actúe como detector de ciertos tipos de cáncer que son difícil de tratar, como el melanoma y el glioblastoma, un tipo de tumor cerebral.
El centro estará en el recinto del Hospital de Sant Palau y se prevé abrir sus puertas a principios de 2018. Se pretende que los pacientes no se tengan que desplazar para recibir apoyo práctico, emocional y social.
El estudio identifica un posible talón de aquiles en los cánceres provocados por las proteínas quinasas. Se trata de un nódulo señalizador que actúa como una vía de paso común en células y que, al parecer, contribuye a generar células cancerosas tanto en la leucemia como en los tumores sólidos.