Después de dos años de parón la actividad de bodas, bautizos y comuniones es constante. Son numerosos los eventos que se suceden en las últimas semanas (y los que vendrán). Muchas tiendas de vestidos de fiesta (que han sufrido el parón por el Covid) están haciendo el agosto ya que son muchas las mujeres (hombres en menor medida) que renuevan sus vestuarios para los eventos. En una de estas tiendas, localizada en una bocacalle de Ordoño de León, se vivió hace unos días un espectáculo dantesco. Una dependienta desnudó a una joven en mitad de la tienda.
Una joven se encontraba probándose un vestido para un evento en compañía de su madre. La dependienta, con cara de pocos amigos y «pocas ganas» de vender, jugaba con su móvil hasta que la joven salió del probador. En ese momento, cuando se encontraba observando su silueta y el vestido en cuestión, la dependienta la animó a salir un poco de la zona de los probadores.
«Son vestidos muy caros y delicados» se justificó la dependienta
El vestido, de fiesta y de un valor nada desdeñable, parecía no convencer a la joven que comentaba con su madre que quería ver otros en otra tienda. En ese momento, la dependienta empezó a gesticular bruscamente mientras gritaba «me vas a ensuciar el vestido, ten cuidado…ven dámelo!»
Antes de que la joven y su madre pudieran reaccionar, la dependienta la desabrochó el vestido (largo y con corte de palabra de honor) y lo dejó caer dejando a la joven desnuda en mitad de la tienda. «Me lo vas a manchar con el maquillaje» justificaba la mujer mientras la joven se intentaba tapar mientras corría al probador.
La sorpresa de los presentes fue mayúscula. Alguna mujer abandonó la tienda mientras exclamaba «increíble, ¡vaya modos!».
Mientras tanto, la madre de la joven encolerizó y reprendió a la dependienta quien justificaba su actuación explicando que «se tratan de vestido muy delicados, si se lo quita en el probador me lo manda o me lo estropea».