Tal y como hice el año pasado no puedo dejar pasar la oportunidad de escribir sobre lo que yo viví en la quinta edición de la marcha del a BTT Valdeburón. Una vez más empezaré diciendo que para mí es la carrera más impresionante y bonita de todas las que he corrido en mi vida.
Puede parecer que me puede al amor que le tengo a nuestra montaña, pero prometo que hablo y escribo como si fuera la primera vez que hubiera disfrutado de aquel paraje. Para mí la BTT de este año comenzó justo cuando finalizó la edición pasada.
Pensé que solo me faltaba un año para volver a vivir la experiencia. Como algunos ya sabréis, soy un tremendo aficionado al ciclismo y un apasionado del monte, de la montaña y de las gentes que allí habitan.
¿Se os ocurre mejor manera de disfrutar de la pasión por el ciclismo de montaña…en tu propia montaña?
La espera se ha hecho larga. Todo un año esperando para volver a montarse en la bicicleta y subir y bajar por esas increíbles cuestas… Poco a poco el 17 de Septiembre se acercaba y llegó el momento de partir el día 15 por la tarde desde Carranque en Toledo a mi casa de Lario.
El viaje es muy largo, pero la recompensa es inmensa, por lo menos para mí. Es llegar a Guardo y salirme esa sonrisa maravillosa y esos pequeños nervios que anteceden la curva antes de llegar y por fin ver Lario…
Con todo el equipo preparado, ropa, casco, bicicleta, llega la hora de dormir pensando que pocas horas más tardes estaré disfrutando a tope. El sábado por la mañana salgo a estirar piernas con mi gran amigo Vara. 25 kilómetros tranquilos reconociendo un poco el estado de los caminos…¡¡no hay apenas barro!!…La BTT va a ser espectacular, pensamos…
Quedan pocas horas y llega la hora de dormir. Este año a las 22:00 esto ya en la cama. A las 6:00 de la mañana ya estoy impaciente… amanece y veo el cielo despejado y oigo las trompetas de guerra sonando desde el todopoderoso Mampodre.
Toca desayunar bien, siempre me cuesta mucho hacerlo porque me levanto con el estómago cerrado pero esta vez lo hago en condiciones ya que sé que me espera una larga mañana dando pedales. Una vez engalanados para la batalla, “montamos” las bicis en el coche, una arriba y otra en el maletero.
Llegamos a Maraña donde ya vemos a bastantes titanes preparando sus bicis, hablando con los compañeros y calentando. El Termómetro del coche nos dice que hay 2 grados, pero aun así me pongo de corto ya que sé que al final tocará sudar la gota gorda…
Resuena la cuenta atrás…10,9, 8, 7….3, 2, 1…¡¡adelante!! Salimos de los últimos, pero con la intención de ir ganando posiciones hasta culminar antes de la bajada a Riosol. Tiro de buen ritmo pero con mucha precaución para no gastar la primera Bala de las 6 que llevo antes de tiempo. Adelanto a bastante gente hasta que llego a un grupo al que ya no es posible rebasar… ”aquí me quedo, este es mi ritmo”.
Llegamos al alto con cierta fatiga y empieza mi bajada hacia Riosol. Bajada sin arriesgar disfrutando de la pista y como no, de las vistas…
Una vez en Riosol empezamos la bajada hasta La Uña por la carretera. Puntas de 60km/h y posiciones como las de los ciclistas de verdad…¡¡alucinante!! Llegó a La Uña y empieza el festival…
Subidón que se hace eterno con un porcentaje del 19% y piedra suelta…¡¡que dureza!! Una vez pasado el trago enfilamos camino hasta Carcedo para bajar hacia Polvoredo, no sin antes pegarnos un pequeño sofocón por los prados y subiendo el repechon de 50 metros que se hace terriblemente incómodo y que te pone en tu sitio.
Bajada hacia Polvoredo. Yo no soy buen bajador, eso está claro, la bici pega unos botes de miedo y prefiero no matarme. Algunos me pasan como si se acabara el mundo. Llegó a Polvoredo donde para mi empieza la verdadera aventura.
Comienzo a subir Monte Ranedo tranquilo y seguro, me noto bien hasta llegar a la zona de piedras con bastante pendiente. 4 cambios de ritmo que me disparan las pulsaciones, rueda contra una piedra y pie al suelo hasta buscar una zona donde reanudar la marcha.
Sigo subiendo hasta entrar en el Monte. Rampón bestial donde nos bajamos casi todos por la dificultad del terreno. Atravesamos Monte Ranedo, lugar mágico, sencillamente espectacular…naturaleza pura llena de Hayas y Robles centenarios…hojas, musgo, troncos enormes que demuestran el paso del tiempo y los duros inviernos.
Llega para mí la “bajada imposible”. “Dios mío como bajo yo por aquí sin salir por delante de la bicicleta…” pie a tierra unos metros…me lo vuelvo a pensar y…¡¡que sea lo que Dios quiera…hacia abajo!!
Llegó a mi pueblo, llegó a Lario. Aquí evidentemente las sensaciones son increíbles. Veo mi casa, veo amistades, a mi prima…Acuarius y bajada hacia el puente de las cavadas para cruzar el Rio Esla y enfilar camino a Liegos por unas duras cuestas y unos precioso prados.
Paso Liegos y llegó a Burón donde paro a ver a mi amigo Borja para contarle un poco las sensaciones. Seguimos por los prados hasta la subida a Burín…Para mí lo más bonito del circuito sin duda. Nos escolta Borja desde el coche hasta llegar a la subida…sencillamente increíble.
Subida larga, dura, a ritmo…¡¡aquí te sientes ciclista de verdad!! Parece que estás solo, pero hay cientos de seguidores inertes observándote…esos seguidores son un ejército de Hayas viéndonos pasar…¡esto es único señores! Llega la bajada, preciosa, peligrosa y divertida…
Llegó al camino que nos lleva a la Collada de Lois. Aquí tengo buenísimas sensaciones y tiro con muy buenas piernas en un terreno de todo subida con rampas de hasta incluso un 17% según el GPS.
Llegada al avituallamiento y salida hacia lo más duro de todo el recorrido, el Puerto de Llorada. Tremenda subida, muy larga, con terreno técnico aunque por pista bastante ancha…con todo metido me voy hacia lo más alto del cielo…me siento genial, me siento orgulloso…he entrenado para esto y estoy subiendo…¡¡no me lo puedo creer!!
Una vez arriba me acuerdo de mis abuelos, de mi tía y de la gente que nos ha dejado. En ese cielo están todos viéndonos disfrutar… Bajada hacia Acebedo bestial… Varios sustos y llegada al río para atravesar el puente de troncos para entrar de nuevo en el bosque. El tramo es espectacular y te deja sin palabras… huele a madera, huele a sombra, huele a bosque… que maravilla.
Bajando y en un golpe brusco de pedal siento un pinchazo terrible en el aductor. Se me bloquea la pierna, no puedo pedalear y pienso que tengo que abandonar, estiro, bebo agua y pienso que si he llegado hasta aquí el resto lo voy a hacer cojo, pero lo hago como sea…
Llegada a Acebedo, Acuarius, un gel y pongo la vista en el final de la marcha. Llegó casi a la carretera y me desvían por un camino…¡¡sorpresa final!! La btt no ha acabado, queda algo duro todavía… subidón por veredas y bajadón por un prado inclinado que asusta muchísimo.
Después del susto llegó a un camino que ya sé que me lleva a la meta…es un camino cómodo y llano, es mi terreno. Aquí con mi aductor ya bastante tocado meto piñón y voy dándole candela hasta entrar en la recta final. Allí saco mi cartel sorpresa para dedicárselo a mis hijos y a mi mujer. ¡He sufrido bastante, pero vosotros me habéis ayudado a conseguirlo!. He disfrutado como nunca!
Una vez en la meta y con mi medalla toca cambiarse de ropa, comentar lo vivido y comer una riquísima paella
Esta es mi crónica de este año. Agradezco a Juanito, a la Organización, a los Ayuntamientos, a los Patrocinadores, y a los Voluntarios su esfuerzo para que esto sea posible.
Nuestra montaña se lo merece y hay que cumplir muchos, muchos, muchos años de BTT`s .
Yo ya estoy deseando que llegue el año que viene para poder disfrutar otra vez de nuestro Paraíso
Por último me gustaría volver a agradecer a mi mujer y a mis hijos todo lo que hacen para que yo pueda disfrutar de todo esto. Son horas de entrenamiento que no estoy con ellos y gracias a esto puedo cumplir mis sueños…¡¡OS QUIERO!!
Ya para finalizar, me gustaría recordar a un gran aficionado al ciclismo y a un gran seguidor de la BTT. SASI, ALLÁ DONDE ESTÉS,…¡¡VA POR TI!!