Fue un partido de un comienzo arrollador y un desarrollo soso. En los primeros cinco minutos, se presentaron dos equivocaciones que derivaron en goles. Dinamarca pegó de arranque en un desconcierto croata, siendo Mathias Jorgensen el que pusiera la ventaja al minuto de juego.
No obstante, en dos minutos, los balcánicos aprovecharon el pase atrás de un danés para poner, rápidamente, la paridad. Mario Mandzukic fue el autor del gol. A partir de ahí, el partido entró en una etapa de pragmatismo y ninguno pudo hacer diferencia.
Del segundo acto se puede comentar poco, o resumirse fácil: fue un bostezo. Los equipos se hicieron poco daño y mostraron incapacidades para generar brillo en la parte de adelante. Tal vez los croatas, por el peso de sus figuras, intentaron más, pero no pudieron.
Y el tiempo suplementario fue adicionarle solo aburrimiento a un día en los que los duelos no han tenido el dramatismo esperado en esta ronda del Mundial. Bueno, hay que reconocer que el vilo se despertó con la pena máxima que cometió un zaguero danés sobre Ante Rebic, el argentino Néstor Pitana no expulsó al defensor, y que cobró Luka Modric, el capitán. Allí apareció la figura de Kasper Schmeichel, quien contuvo el disparo del 10.
No obstante, en la definición por penales se impuso el elenco balcánico (3-2), que fue más preciso que los daneses en los cobros y ahora retará a Rusia en cuartos de final, el sábado 7 de julio (1:00 p.m.) en Sochi.
Hay que acotar que Daniel Subasic, su golero, se convirtió en el segundo futbolista que ataja tres tiros en una tanda de penales. El otro fue Ricardo, portero portugués en Alemania 2006 en la definición de octavos de final contra Inglaterra.