La roca se abre entre Asturias y León para regalarnos una de las rutas de montaña más impresionantes y al alcance de cualquiera. Doce kilómetros de desfiladeros y paisajes impresionantes en el corazón de Picos de Europa que atraviesan en verano setecientas mil personas. Cristian es uno de los guías de este sendero horadado para construir un canal que lleva agua de un lado a otro de la montaña.
Caín es el principio o final del camino y el pueblo convertido en parada obligada para probar carne de León, chorizo criollo asturiano y queso de Valdeón. Manjares que venden en verano para vivir en invierno los apenas 30 habitantes de esta localidad leonesa. Un poco más arriba, a 2.000 metros de altitud, la montaña ofrece uno de los atardeceres más bellos de Picos de Europa.
Las vistas bien valen la caminata a la que se enfrenta Pablo. Es guarda del refugio Collado Jermoso y ha de atravesar la montaña con los víveres a cuestas para abastecer la nevera del refugio, uno de los ocho que visitar hasta que llega la nieve. Ofrece comida, cama y un aire limpio y fresco que abre pulmones y alimenta más las ganas de alta montaña.