Triste carta de este leonés que ve cómo se muere su ciudad

Los vecinos de León se lamentan del estado de su ciudad

Desde hace un tiempo, hemos cubierto los distintos cierres que se están produciendo en la ciudad de León, los cuales, a pesar de abrir otro tipo de establecimientos, dejan los barrios desolados de los locales de toda la vida. Si bien, somos conscientes de que es pequeña, la vida por las calles cada vez se apaga más, un hecho que denuncian los vecinos ante el abandono de su ciudad. Algunos de los ejemplos más llamativos fue el cierre del mítico Picos de Europa, el estado de los bancos de José Aguado o el parón de la restauración del clásico mercado.

Esta mañana recibimos una carta de un ciudadano leonés que cuenta con tristeza la situación que vive la ciudad, su ciudad a la que adora tanto y lamenta su estado actual. Desde Digital de León, consideramos que la voz de esta persona ha de resonar por las calles para encontrar una solución y frenar esta decadencia. Pongo textualmente fragmentos del testimonio:

El sábado, después de la pertinente compra en el mercado de la Plaza Mayor […], algo que me gusta hacer los sábados y sobre todo en este tiempo, me di cuenta de algo en lo que no había reparado: La triste soledad de los locales vacíos en León. 

A la entrada, enfrente del mítico Casa Labradores, en la Calle Santa Cruz, me di cuenta que en donde antes había un bar de copas […] ahora hay un cartel que reza algo como “Vecinos, tranquilos: Esto ya no será un pub, pero pronto lo llenaremos de Alma”. 

Me encantó y me hizo darme cuenta en el triste estado en el que se encuentra el negocio local.

Locales que, a bien parece, pertenecen a fondos de inversión, entidades bancarias o personas que tienen el alquiler como modo de vida. 

Una ciudad como León, sobre todo en su casco histórico, y como reflejaba en el ejemplo citado, debería de tener Alma en sus negocios y eso se está perdiendo. 

Si usted, que seguro que lo ha hecho, se da un paseo por la calle La Rua verá la cantidad de locales vacíos. En Burgo Nuevo pasa algo parecido y no digamos si nos salimos a otras calles no tan céntricas, pero no tan lejos, porque el Barrio de San Claudio es buen reflejo de ello. 

El Alma de nuestros negocios siempre fue una reseña en esta querida ciudad. Representantes y embajadores de nuestras señas e identidad, que ahora – y sin querer menospreciar – se está perdiendo en favor de grandes superficies. 

Deberíamos cuidar mucho más nuestro casco histórico, dejar paso a las nuevas generaciones, que si se encuentra un punto de equilibrio  justo para todos, se quedarían en su casa, en su ciudad y emprenderían un negocio. 

Perdimos el Emperador y desde entonces pasamos a no tener locales emblemáticos.

El otro día le leía como cerraba Alauto. Pero…nos quedaremos huérfanos cuando cierren Fotografía San Claudio (Manuela) o las ópticas Europa (con Javi al frente) San José o cierre la Bicha. A Panizo le quedan años de embajada porque Camino y su hermano están haciendo una gran labor, pero ¿Cuánto le queda a la Casa del Queso? No hay relevo. Perdemos el Alma, y permítame que la ponga con mayúsculas. 

Una ciudad sin Alma es una ciudad sombría. Y en este caso aún estamos lejos de que pase la noche y veamos amanecer. 

Permítame la siguiente osadía: Dese un paseo, vea el local del que comienzo hablando y reflexione en esto que le he contado. 

Anónimo

Poco queda ya por decir, la triste realidad que viven los negocios locales que cierran sus puertas por diversas causas y que auguran un mal futuro. Aunque, se abran de nuevo esos sitios, ya no serán lo mismo si se convierten en franquicias. Por supuesto, no estamos diciendo, que esto sea algo malo, pero la esencia de los locales tradicionales se está perdiendo a pasos agigantados. Recordamos que no es «su ciudad», es «nuestra ciudad» y queda en nuestra mano hacer algo para evitar la ruina total.