El cotejo del ADN de la mandíbula humana encontrada en el embalse del Ebro con la base del programa ‘Fénix’ de personas desaparecidas no ha ofrecido ningún resultado, pero la investigación continuará para intentar averiguar la procedencia.
El hallazgo de la mandíbula a consecuencia de la bajada del agua en el embalse por la sequía sacó a la luz de nuevo el caso de la desaparición de dos niñas de la localidad palentina de Aguilar de Campoo hace 25 años, Virginia Guerrero, de 14 años, y Manuela Torres, de 13.
Dentro de la investigación que la Guardia Civil de Cantabria realiza sobre la mandíbula humana encontrada en el embalse del Ebro, bajo la dirección del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Reinosa, ha sido informada que las pruebas de ADN remitidas al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid y su posterior cotejo con los datos existentes en la base del ‘Programa Fénix’ de personas desaparecidas no han arrojado ninguna coincidencia.
El pasado día 12 de octubre fue hallada en la orilla del embalse del Ebro, término municipal de Campoo de Yuso, la parte inferior de una mandíbula de apariencia humana. Se hicieron cargo de la investigación especialistas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Cantabria.
En las proximidades del lugar donde fue hallada la mandíbula se encuentra un antiguo cementerio, que, si bien habitualmente está cubierto por el agua, con el episodio de sequía del pasado verano quedó al descubierto.
En este sentido, una de las hipótesis de trabajo era que dicho resto procediera del mencionado camposanto, aunque no se descartaron otras posibilidades, por lo que comenzaron todas las acciones pertinentes para averiguar la procedencia de la misma.
Al no encontrarse ninguna coincidencia con los datos de ADN de familiares de personas desaparecidas que se encuentran en el mencionado ‘Programa Fénix’, la investigación continuará para tratar de averiguar la procedencia de la mandíbula.