La calle Ramón y Cajal de León se «pone guapa» gracias a la iniciativa del colegio Marista San José. Los alumnos de tercero y cuarto de la ESO han transformado una puerta de cochera grafiteada en un hermoso mural de una abeja gigante. El simpático personaje de la abeja Maya ocupa así la cochera del número 20 de la calle Ramón y Cajal. En un grito de «esperanza» e ilusión.
Son varios motivos, todos buenos, para haber apostado por una abeja como protagonista de este mural. En primer lugar, para concienciar sobre la importancia de los polinizadores (abejas, mariposas, colibríes, murciélagos), de los que depende, en parte, el 75 % de los cultivos alimentarios, además de numerosas plantas silvestres, e incluso, ecosistemas enteros. Los polinizadores contribuyen a conservar la biodiversidad y a minimizar las consecuencias negativas del cambio climático.
Colorido para Ramón y Cajal
En segundo lugar, la abeja Maya, como decía la canción, «fue famosa en el lugar, por su alegría y su bondad», y eso es justo lo que intenta transmitir este mural, realizado por alumnos/as de tercero y cuarto de la ESO del colegio marista San José. Maya es un personaje conocido por todas las generaciones, y por lo tanto, un punto de conexión entre abuelas/os y nietas/os, en los que seguramente haya provocado las mismas emociones. El personaje de la abeja Maya, fue creado por un escritor alemán de ideas nazis, que escribió el libro para sus hijos, y lo publicó en Munich, en 1912. Sin embargo, la abeja Maya que conocemos todos, la de la serie de televisión, es muy diferente a la del libro y se aleja de las ideas hitlerianas del autor, de hecho es antiautoritaria.
Además, la serie de televisión introduce nuevos personajes, como Willy, o el saltamontes Flip, que contribuyen también a transmitir ese cambio de valores con respecto a los del libro original. La serie de televisión fue un éxito internacional, traducida a 40 idiomas, estrenándose en Radiotelevisión española en 1978.
Por último, este proyecto, cumple con el objetivo didáctico de realizar un trabajo de Educación Plástica, de forma colectiva, en gran formato, con materiales y sobre soportes diferentes a los usados en el aula, y cumpliendo con el fin social de tratar de mejorar la ciudad, ya que el mural oculta las pintadas que se habían realizado en la cochera, y se ha convertido en una puerta de cochera fotografiada, lo que, por sí sólo, ya es significativo.