Los celtas fueron uno de los pueblos originales en la península ibérica
Los celtas fueron un grupo de pueblos antiguos que habitaron Europa occidental y central durante el periodo de la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. En Galicia, los celtas dejaron un legado duradero en forma de castros, dólmenes y menhires. Los castros son fortificaciones construidas por los celtas para protegerse de los ataques enemigos y como centros de producción y comercio. En Galicia, todavía se pueden visitar muchos castros celtas, como el Castro de Baroña y el Castro de Santa Trega.
Los dólmenes son tumbas antiguas construidas por los celtas y nos los podemos encontrar en todo el norte de España. Estos monumentos se cree que se utilizaban en tumbas colectivas para enterrar a varios miembros de una comunidad a la vez.
Los menhires son grandes monolitos tallados que fueron utilizados como monumentos ceremoniales pro los celtas. El legado de los celtas en España se manifiesta en la forma de impresionantes fortificaciones, dólmenes y menhires antiguos que todavía se pueden encontrar en la región. Estos monumentos son una parte importante de la historia y la cultura que atrae a muchas personas.
El castro de Santa Trega pierde su origen en el siglo IV a.C. y se mantuvo ocupado hasta el III d.C. Fueron los oestrimios o galaicos los primeros pobladores quienes después soportaron la conquista romana a partir del siglo I a.C. El castro de Santa Trega estuvo poblado hasta 300 años después, para después desplazar el poblamiento hacia tierras más bajas, dando origen posiblemente a la villa de A Guarda. Sobre el siglo III comienza su decadencia aunque es más que probable que fuera reocupado posteriormente en sucesivas ocasiones, incluso en época cristiana sirviendo de retiro para ermitaños. El poblado ocupa una extensión de 20 hectáreas, habiendo sido excavado un pequeño porcentaje. Además del recinto amurallado, las viviendas se reparten por diferentes partes del monte e incluso en la cima han sido localizadas varias estructuras. El descubrimiento del yacimiento castrexo se hizo público en 1913 gracias a la construcción de una pista forestal que dejó entrever los restos. A Guarda se localiza en el sur de Pontevedra, justo en el extremo occidental de Galicia, en donde el Río Miño se mezcla con las aguas del océano Atlántico.
Los cuatro Toros de Guisando están ubicados en el término municipal de El Tiemblo, en Ávila son una de las mejores manifestaciones artísticas de la España prerromana. Los cuatro Toros de Guisando son esculturas zoomórficas que representan toros y cerdos de una manera simbólica realizada por los vetones, pueblo prerromano habitante de las provincias de Ávila, Salamanca, Cáceres y parte de Toledo al menos desde el siglo V a. C. hasta la conquista romana 136-133 a.C. . Las esculturas están hechas de granito y su colocación es en una línea dirección norte-sur y mirando hacia la loma del cerro del Guisando, del que reciben su nombre, y a sus espaldas el arroyo Tórtolas, frontera natural que separa las comunidades de Castilla y León. Los Toros de Guisando no están ligados a un castro prerromano como suele ser habitual en este tipo de representaciones, sino a una antigua ruta de comunicación ya existente. En tiempo romano se realizó la inscripción latina del primer toro que dice «LONGINUS PRISCOCALAET Q PATRI F» la traducción es «Longino se encargo de hacer este monumento para su padre Prisco de los Calaéticos». Esto nos indica que pudieron ser reaprovechados en el siglo I-II a partir de las tallas anteriores o incluso esculpidas expresamente para constituir un momento romano de carácter funerario o conmemorativo.
Castro de Viladonga es un conjunto arqueológico con yacimiento y museo monográfico de la época tardorramana entre los siglos II y IV d.C. cuenta con varias murallas y fosos. El Castro de Viladonga está situado en el Noroeste de la Terra Chá lucense, a 23 km de la ciudad de Lugo. Es un conjunto arqueológico con yacimiento y museo monográfico de la época tardorromana entre los siglos II y IV d.C. cuenta con varias murallas y fosos. Este Castro está a 550 m de altitud aproximadamente, en la cima de un monte muy cerca de la Sierra de Meira, es un castro característico del tipo del noroeste. La excavaciones comenzar en el año 1971 y todavía se sigue trabajando en épocas esporádicas, donde se siguen realizando excavaciones. Se compone de dos antecastros o terrazas naturales y de una acrópolis grande en la parte central rodeado todo ello de murallas y fosos. En la parte central del Castro podemos ver las viviendas y construcciones que se han descubierto hasta ahora, también almacenes, corrales y otros edificios alrededor de las dos calles principales, formando barrios ordenados. Por su forma defensiva se puede deducir que era un lugar en el que se vivía habitualmente lo que le hace muy interesante para el estudio de esa época y sus castros. En las excavaciones se han encontrado utensilios y joyas importantes, como collares, anillos de oro, azabache, hierro y bronce, pendientes de oro, cuentas de collares, dos aúreos del augusto Arcadio y numerosas monedas. También hay herramientas y diferentes armas de piedra bronce y hierro y grandes cantidades de cerámica.
El yacimiento de Ulaca está en la provincia de Ávila y es el oppidum más grande conocido entre los vettones y uno de los mayores conocidos en la Céltica Ibérica. Desde su posición domina estratégicamente el valle Amblés, desde lo alto de un cerro a 1500 m de altitud, en la sierra de la Paramera, estribaciones septentrionales de Gredos. El asentamiento es de forma ovalada, protegido por torres y una muralla de piedra de un perímetro de más de 3 km que encierran 70 ha de superficie, lo que hacen de Ulaca el núcleo más grande de la comarca y uno de los más grandes de la Península Ibérica. Pero no estaba ocupado homogéneamente, ya que si bien la zona central revela, con matices, una densa ocupación, la adaptación a la topografía imponía la superficie que debía ser amurallada. Por esto muchas zonas del asentamiento permanecieron prácticamente desocupadas, aunque también pudo dedicarse esta zona para los pastos y el ganado. La primera mención sobre el yacimiento se remonta al siglo XIX aunque la primera descripción exhaustiva se debe Goméz Moreno. A esta persona se le había encomendado elaborar el catálogo monumental de la provincia de Ávila en 1901. En 2003 varios investigadores encontraron un sector del cementerio de Ulaca. Además en 2004 descubrieron que además de los enterramientos al pie de la ladera existía un conjunto de estructuras artesanales que confirma la importancia del oppidum en el entorno.
La Dama de Elche es una escultura de origen íbero, labrada en piedra caliza hacia los siglos V y IV antes de nuestra era. En el momento de su fabricación, la Dama del Elche estaba pintada de diferentes colores y tenía unos falsos ojos realizados con pasta vítrea. Asimismo, en su parte posterior cuenta con una cavidad que podría haber sido utilizada como urna funeraria. El busto de la Dama de Elche representa una mujer de impecables facciones ataviada con una tiara en la cabeza, cubierta por un velo, una diadema y dos rodetes donde se recogería el pelo. Tres grandes collares que adornan su cuello y pecho, y un delicado manto cubre sus hombres y espalda. Hay diferentes teorías en torno a quién era la Dama de Elche, pues algunas hipótesis indican que debió ser una diosa de la fecundidad, otras creen que pudo ser un personaje de la nobleza local, mientras que otras defienden que habría sido una sacerdotisa o una novia ataviada. En la actualidad el busto de la Dama de Elche se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid. En la década de 1980 fue trasladada a este lugar desde el Museo Nacional del Prado.
El Castro de Coaña está ubicada en la parroquia de Villacondide, Coaña. Fue el primer estudiado y actualmente es un Monumento Histórico Artístico, contando desde 1993 con un Aula Didáctica. El castro data del siglo IV a.C.. Desde el castro se vigiló y defendió el paso de la ría de Navia. La conquista romana lo convirtió en plaza clave. La misión era garantizar el tráfico de oro proveniente de minas próximas. Bajo mando del imperio romano, su momento de mayor vitalidad será la segunda mitad del siglo I d.C. . Los resultados de las excavaciones constantes en este entorno, desde los primeros trabajos arqueológicos en el siglo XIX, parecen confirmar que el poblado se remonta a una época prerromana. Un primer asentamiento indígena sería el responsable de las viviendas circulares. Durante la ocupación romana se construirían las de planta rectangular. Sin embargo, lo que más nos llamará la atención es la zona conocida como recinto sacro donde se encuentran dos grupos de construcciones, una más antigua que la otra, relacionadas presumiblemente, con el culto al agua. La primera consta de una cámara con ábside, piscina semioval, suelo enlosado y canales; la segunda se muestra a través de una antecámara que precede a una gran cámara; una puerta da acceso a una gran piscina de granito. Aunque su antiguo uso sigue muy discutido, todo parece encajar en una instalación termal. Eso sí una muy rústica y elemental.
La Mesa de Miranda se emplaza el poblado fortificado del mismo nombre, es un extenso cerro amesetado y escarpado, ubicado estratégicamente en la confluencia de los ríos Matapeces y Rihondo a 1145 m de altitud y 26 km al oeste de Ávila. Domina desde lo alto un extenso territorio, que limita al norte con las tierras llanas y agrícola del valle del Duero y al sur con las primeras estribaciones de la sierra de Ávila, un paisaje que se caracterizó por la aparición de grandes canchales graníticos y tierras de pastos, lo que ha servido para resaltar el carácter ganadero de las poblaciones de la Edad del Hierro asentadas en la zona. Es uno de los grandes oppida vettones de la Meseta occidental. Fue descubierto en 1930 y excavados por Juan Cabré, su hija Encarnación Cabré y Antonio Molinero entre 1932 y 1945. Los trabajos arqueológicos se centraron en la necrópolis, conocida como La Osera, famosa por su extensión y sus ajuares metálicos, con más de 5000 piezas recuperadas. Se localiza en una esplanada al sur de las puerta principales del asentamiento, a 350 metros al exterior de la línea que forman las murallas del primer recinto y a unos 100 m del segundo. Es uno de los cementerios más grandes y mejor conocidos de la Segunda Edad del Hierro en la Península Ibérica. Fue excavado en su totalidad, aunque sólo se publicó una parte. Su trabajo permitió documentar algo más de 2.100 sepulturas realizadas en hoyo y 60 túmulos y encachados de piedra de distinto tamaño, que encerraban varias urnas. La cremación de los cuerpos era el ritual característico que se llevaba a cabo quemando en una pira el cadáver vestido con sus mejores galas, armas y adornos. Las cenizas y los restos de huesos y objetos que formaban el ajuar, eran recogidos entre los carbones de la pira funeraria y llevados al cementerio donde eran depositados en una vasija de barro o directamente en el suelo, envueltos en una tela o en pequeños recipientes de material perecedero.
El castro de Santa María está ubicado en la ladera de un monte, estuvo habitado entre los siglos I y II d.C. Su función estuvo eminentemente ligada a la explotación aurífera. Por sus inmediaciones discurre el río Quindous, afluente del Navía. Un hecho que. según los arqueólogos, certifica su labor eminentemente minera es que no se han hallado establos ni construcciones para el ganado. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz vientiseís cabañas de las cuales quince están completas. Las viviendas contaban con dos entradas, localizadas a diferentes alturas. Las mismas tenían estructuras diversas, de planta cuadrada, rectangular o circular, entre otras. Junto al castro se encuentran una iglesia y una necrópolis medieval. El conjunto arqueológico del castro romano de Santa María se completa con las explotaciones mineras romanas a cielo abierto de Viña de Moura y Ribadón. Ambas explotaciones tenían una estructura hidráulicas a base de canales, común a las explotaciones auríferas romanas del Noroeste peninsular.
El Castro de Neixón está ubicado en un saliente formado por el río grande y el río Beluso que forman una pequeña ría dentro de la gran Ría de Arousa, denominada Ensenada de Rianxo. En esta pequeña punta se asentaron dos poblados castrexos, los trataba de una población que vivía exclusivamente de lo que el mar ofrece. El pequeño es un núcleo antiguo donde se mezclaban las culturas de Europa con las nativas. Se puede datar del siglo VI a. C. Su emplazamiento se ubica justo en la punta a tan solo 8 m de altura. Esto convierte al castro de Neixón pequeño en uno de los castros más antiguos, con una ocupación que abarcaría entre la Edad de Bronce y la Edad de Hierro. En esta épocas no era muy importante alejarse del mar, ya que las posibilidades de invasiones marítimas o nulas. Así en el Castro Grande situado a 24 m de altura a unos 300 m al norte del Castro Pequeño, encontramos pruebas de la vida agrícola y marinera y fueron descubiertas evidencias de un probable comercio mediterráneo. Esta parte del castro se encuentra delimitado por una serie de elementos defensivos como fosos y terraplenes. La habitabilidad del castro nos lleva al siglo V a. C. hasta el siglo III d.C. En las primeras épocas se caracteriza por el comercio con otros pueblos de origen púnico y de la misma tierra. Parece que el castro en esta época se dedicaba a ser un gran almacén. Con la llegada de los romanos en el siglo I a.C. el comercio se desvía hacia áreas del imperio, al igual que casi todos los castros costeros de Galicia. En el siglo III d. C., el castro es abandonado en pro de otras áreas con más cultivos y sobre todo más seguras, lejos del alcance de los saqueadores que llegaban por mar hasta estas tierras. Desde el año 2002 está abierto en la Punta Neixón, el Centro Arqueológico del Barbanza, para así poder divulgar el patrimonio arqueológico y turístico de la comarca del Barbanza.
El Castro de Baroña es un asentamiento situado en la parroquia de Baroña, en el municipio de Puerto Son, en la provincia de La Coruña. El castro fue habitado desde el siglo I a.C. hasta el siglo I d.C. durante la Edad de Hierro. Este asentamiento fue descubierto gracias a una excavación en el año 1933, habiendo sufrido posteriormente, se realizó un restauración en 2012 gracias a la cual podemos ver el Castro de Baroña parcialmente en su estado original. El castro está en una península de rocas, distanciada de la tierra por una franja de arena. En el asentamiento se podrán observar a la perfección varios muros defensivos de piedra y arena cuya función era impedir que el enemigo accediera, construcciones que se utilizaron como escaleras de acceso al poblado y viviendas familiares con forma circular u oval sin ventanas y puertas, construidas en diferentes tamaños, suponemos que supeditadas al número de miembros de la unidad familiar. Las personas que habitaron antaño el asentamiento eran granjeros totalmente independientes, alimentándose de productos que obtenían del mar, durante la excavación se hayaron herramientas de pesca y varios anzuelos así como vértebras de pescado y espinas. Sin embargo no se encontraron indicios de almacenaje de agua por lo que se intuye que tendrían que ir a buscarla fuera del asentamiento. También hemos podido saber que en el Castro se realizaban actividades de metalurgia y la minería. En la zona norte hay un horno en el que trabajaron metales como el hierro, el oro y el bronce.