Sucedió en un centro de salud de Asturias, cuando le hacen la prueba del coronavirus y le diagnostican una borrachera a un hombre que decía tener todos los síntomas de la Covid-19.
Por motivos de privacidad, la persona que nos ha trasladado esta información nos ha pedido que no difundamos el nombre completo del paciente.
M. Mesa venía de pasar unos días de vacaciones en una zona con una alta tasa de contagios por Covid-19 y al estar unos días en su domicilio antes de incorporarse al trabajo comenzó a sentirse mal.
El paciente presentaba síntomas como sudoración, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, pérdida del apetito y malestar general, además de indicar que no tenía gusto ni olfato.
Rápidamente su médico de cabecera activa el protocolo de la Covid-19 y le realizan la prueba al hombre, que permanece aislado en su domicilio hasta ver los resultados de la misma.
A las 48 horas le llaman del centro de salud para comentar con él los resultados y prescribirle un tratamiento para el transtorno de consumo de alcohol al diagnosticarle una fuerte resaca.
Lo que realmente le había sucedido al enfermo, era que está acostumbrado a tomar cuatro botellas de sidra y algún cacharrín con los compañeros de trabajo, antes de ir a casa a cenar.
También antes de ir a comer se toma sus vinos y cervezas con sus amigos, costumbre que había dejado de lado en el periodo vacacional, porque estaba con su familia de vacaciones.
Rocío Ramos
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