Empiezan a crecer los Ayuntamientos que prohíben el abono y los cencerros a los ganaderos por las quejas de los visitantes en la época estival.
Son cada vez más los turistas que en verano deciden pasar sus vacaciones en un pueblo para disfrutar de la vida en el campo y en un entorno pequeño y más relajado que el bullicio de la ciudad al que suelen estar acostumbrados.
No obstante, aunque estos turistas buscan tener contacto con el campo y la vida de pueblo, parece que en muchas ocasiones no les agrada del todo la realidad del estilo de vida rural y comienzan a quejarse en el Ayuntamiento correspondiente. La comunidad a la que parece estar afectando más, a día de hoy, es Cantabria.
Prohíben el abono y los cencerros por las quejas
Las quejas de los turistas sobre el medio rural han conseguido que en varios Ayuntamientos se prohíban tradiciones como el abono o los cencerros, a pesar de las reclamaciones de los ganaderos y de los habitantes de la zona.
Uno de estos casos se dio en el año 2014 en Bareyo, donde el Consistorio prohibió verter estiércol en las fincas durante el periodo estival. Una medida que se replicó en Ruiloba en el año 2021, estableciendo la prohibición de abonar en verano «para evitar los malos olores».
En uno de los municipios de la zona con más turismo, Comillas, también se estableció una norma en 2019 que prohibía «los cencerros de las vacas» porque «tienen sentido en el monte o en el campo, pero no en una zona urbana con viviendas próximas”.
Tras estas medidas las quejas han aumentado y la propia Policía Local indicó que «no vamos a hacer nada en absoluto» ante llamadas por ruidos u olores derivados de las actividades propias de la zona.