Javier Ledo, el único detenido por la muerte a golpes de la gijonesa Paz Fernández Borrego, ingresó ayer por la tarde en el Centro Penitenciario de Asturias acusado de homicidio, aunque esta calificación puede evolucionar a asesinato con agravante de género, según se concluya de las investigaciones aún en curso.
La magistrada del Juzgado de primera instancia e instrucción de Luarca, Marta Huerta, mantiene el secreto en las diligencias porque, según distintas fuentes, continuarán la toma de declaraciones y la búsqueda de más elementos incriminatorios, como el arma homicida.
El equipo de buzos de los GEAS de la Guardia Civil estuvo rastreando ayer de nuevo el fondo del embalse de Arbón (Villayón), donde fue hallado el cuerpo de Paz Fernández después de 22 días desaparecida. Según las fuentes consultadas, aún se busca el arma homicida. También se mantiene viva la tesis de que el ahora reo tuvo un cómplice, al menos para deshacerse del cadáver.
El coañés Javier Ledo se reconoció autor del crimen. Lo hizo ayer ante la magistrada, después de que el domingo por la noche lo admitiera en el cuartel de la Guardia Civil de Luarca tras mostrarle las múltiples pruebas incriminatorias contra él y se le sometiera a interrogatorios maratonianos.
Según reveló la autopsia, Ledo habría golpeado a Paz Fernández con saña, causándole múltiples fracturas en el cráneo y el cuello con un objeto contundente. Luego habría arrojado el cuerpo al embalse de Arbón, donde permaneció mucho tiempo, posiblemente desde el mismo día de su desaparición, la noche del 13 de febrero. El cadáver fue hallado de manera fortuita por un piragüista. La mujer llevaba puesto el vestido negro con el que se la había visto esa tarde, pero no tenía ropa interior.
Nueve horas en el Juzgado para una declaración corta y una decisión judicial rápida
Un amplio dispositivo de agentes de la Guardia Civil de Luarca trasladó y custodió a Javier Ledo desde el cuartel donde estaba detenido desde el pasado viernes, hasta el Juzgado de primera instancia e instrucción de la capital valdesana. No querían cometer errores ni prolongar la situación más de lo necesario. Otra de las razones era no darle tiempo para descansar más de lo necesario y mantener así la tensión, señalaron las fuentes consultadas. Una técnica que se utiliza habitualmente en estos casos, matizaron. Así que a las 7.20 horas de la mañana llegaron al Juzgado, aunque la magistrada no lo hizo hasta las 8.00 y la fiscal, Margarita Ranz, llegó desde Avilés a las 10.20 horas.
Desde el primer momento, y hasta las 16.15 horas que Ledo salió del edificio para, de dos zancadas, meterlo en el furgón que lo trasladó a la cárcel asturiana, la entrada al Juzgado estuvo fuertemente custodiada. Mientras tanto, y durante todas esas horas, no dejaron de concentrarse grupos de curiosos en la acera de enfrente «esperando a ver al asesino», decían dos vecinas.
Distintas fuentes consultadas indicaron que «la confesión» en el Juzgado no se prolongó mucho tiempo. De hecho la juez y la fiscal salieron a tomar un refrigerio en un receso de un cuarto de hora pasadas las 13.00 horas. Poco después se conocía que la represente del Ministerio Fiscal había solicitado el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para Ledo.
A las 16.00 horas, la magistrada dictaba una orden de prisión provisional, comunicada y sin fianza, atribuyendo al acusado un presunto homicidio «o en su caso» de asesinato con agravante de género, al haberse constatado que era pareja de Paz Fernández, aunque siempre había mantenido que sólo eran amigos.
Fuentes próximas al caso indicaron, sin embargo, que Javier Ledo y Paz Fernández habían sido pareja hacía unos años, que se habían separado y que habían vuelto a juntarse el pasado mes de diciembre. De ahí que la magistrada Marta Huerta contemple en su calificación la posibilidad de que el caso sea un asesinato con la agravante de género.