El juicio a “El Chicle” ya ha comenzado. Enrique Abuín ha declarado que no tenía “la intención de matar a Diana”, y ha negado rotundamente que abusara de ella, sabiendo que este hecho sería una de las condiciones necesarias para condenarle a prisión permanente revisable.
Así, Abuín simplemente ha dicho que Diana le sorprendió “robando gasoil”, y que acabó con su vida para que no le “delatara”.
Después de su declaración, le tocó el turno a los padres de Diana. Cabe destacar que tuvieron que separarles esta mañana, ya que Diana López-Pinel no quería ver a Juan Carlos después de las dos denuncias por malos tratos que le ha puesto recientemente.
Rompió a llorar cuando llegó su turno, a los diez minutos escasos de sentarse en la silla. La fiscal, Cristina Margalet, le preguntó que cómo era su hija. Ahí se quebró por la mitad.
En medio del silencio, López-Pinel se giró en ese instante hacia la izquierda, donde estaban sentadas las partes, y también el asesino confeso, para mirarle y dirigirse directamente hacia “El Chicle”.
“Mi hija era muy buena, un ángel. Nació prematura y era muy frágil. Eso debe saberlo su asesino, ¿verdad, chiquilín?”, dijo, refiriéndose a su apodo.
Cuando el juez entonces dio por terminada la sesión, la madre de Diana Quer se levantó de su sitio entre el público y trató de acercarse a “El Chicle”. “Le dije: “Mírame, mírame a la cara”. Y me miró. Me dio pena, la verdad”, contó posteriormente a los medios.
Los guardias no le permitieron acercarse. López-Pinel salió de los juzgados protegida por varios amigos mientras la nube de cámaras trataba de fotografiarla.