Este lunes, un grupo de escolares pidieron que Extremadura sea un lugar “diverso” en un pleno en la Asamblea contra el bullying por LGTBIfobia. Uno de los mensajes más emocionantes y poderosos fue el de Elsa Ramos, una niña de 8 años.
Elsa ha relatado que hace cuatro años su madre estuvo contando en ese estrado su historia.
“Soy una chica transexual, vivo en Arroyo de San Serván y durante los cuatro últimos años he vivido un camino muy importante: el camino de mi felicidad. Estoy en el colegio en el colegio Nuestra Señora de la Soledad, el cole de mi pueblo, y allí ha tenido la suerte de que mis compañeros y compañeras han comprendido cómo soy desde el primer día. Sin embargo, sigue siendo necesario recordar que tengo el derecho a ser llamada como yo me siento y que, cuatro años después, las equivocaciones son un poco raras, como si alguien pudiera dudar de que yo soy una niña trans”.
Elsa también dedicó gran parte de su discurso a su pueblo: “Allí todo el mundo sabe que soy una chica diferente, una chica transexual, y me siento querida y respetada, todo el mundo me conoce”.
“Señoras y señores que se dedican a la política, sigan, pese a las amenazas, haciendo leyes que reconozcan que las personas somos diversas. Por encima de todo, las personas transexuales tenemos el derecho a ser quienes somos, no permitan que nadie les arrebate la felicidad”, concluía, ganándose el aplauso de los allí presentes.
“Me han llegado a culpar por sufrir acoso”
A Elsa le acompañaban en el pleno otros jóvenes de la Fundación Triángulo, como Mario Mejías. Recordaba las ocasiones en las que le han culpado por sufrir acoso: “Porque según ellos nunca tuve que gritar lo que soy”.
“Que esa fobia de esas personas me hayan hecho barajar posibilidades que nunca debería haber barajado, no es un fracaso mío, yo soy víctima, y aún así se me culpabiliza y se hace responsable de lo que me pase, haga o puedo pasar”.
Mario pidió que no se le reduzca a lo físico: “Soy bisexual y es mi realidad. La visibilidad es mi herramienta para decirlo”.